Llegó la hora de conocer a los cinco mejores personajes de literatura fantástica que, en mi opinión, se han creado jamás en el género. El sueño de cualquier escritor es dar vida a iconos como estos que paso a mostraros.
5. Gandalf (“El hobbit” y “El Señor de los Anillos”, de J.R.R. Tolkien): Hablar de Gandalf es hablar del arquetipo de mago, guía y sabio. Figuras clásicas que han influenciado a multitud de generaciones de autores desde su primera aparición en “El hobbit”. Gandalf es un ser misterioso y a la vez cercano. Mentor de héroes (Bilbo, Frodo, Aragorn…), ha dado forma al estereotipo del mago clásico: sombrero picudo, larga barba, túnica de mangas anchas… Pero Mithrandir (uno de sus muchos nombres) es mucho más que un hechicero. Para Tolkien, la cualidad de “mago” no era un oficio, sino un título que representaba a cinco individuos, los istari, espíritus semidivinos enviados a la Tierra Media durante la Tercera Edad del Sol para servir de ayuda e inspiración a las razas occidentales amenazadas por Sauron. Al alcanzar las nuevas tierras, Olórin toma el aspecto del anciano Gandalf el Gris, y empieza a hilvanar poco a poco su gran plan para acabar con el Señor Oscuro. Bondadoso, de alegre ánimo, pero también propenso a la cólera si se le da motivos, Gandalf elige a los hobbits como inesperados protagonistas de la guerra que se avecina, pues ve en ellos una fuerza nacida de la inocencia que ya no se encuentra entre los hombres (salvo en el Heredero de Gondor, Aragorn). Un personaje que merecería estar en el primer puesto de esta lista.
4. Raistlin Majere (saga “Dragonlance”, de Margaret Weiss y Tracy Hickman): Después de Gandalf y el mitológico Merlín, Raistlin es sin duda el mago más famoso del género fantástico. Estamos de nuevo ante un antihéroe, marcado por grandes traumas del pasado, y con un afán de poder que en principio nos haría pensar en él como un villano. Sin embargo, la personalidad de Raistlin es demasiado compleja para limitarse a conceptos tan absolutos como el bien y el mal. El personaje se ve definido principalmente por su hermano, Caramon, al que quiere y a la vez odia por representar lo que él nunca será: un hombre atractivo, fuerte y saludable. Raistlin en cambio nace débil, y de no ser por la intervención de su medio hermana Kitiara, sus padres lo habrían dejado morir como acto misericordioso. Para compensar su precaria salud, Raistlin inicia desde niño la búsqueda del poder gracias a su inteligencia privilegiada y una astucia que choca con la lentitud de Caramon, centrando todos sus esfuerzos en convertirse en un gran mago. Pero es la Prueba en la Torre de la Alta Hechicería la que marca definitivamente el destino de Raistlin. Tras ella, sacrificando la poca salud que tiene y realizando un horrendo acto en relación con su hermano, consigue el primer atisbo de verdadero poder. La ambición de Raistlin a partir de entonces no hace más que crecer y, mientras comparte las aventuras con los Compañeros de la Lanza, forja un plan más allá de toda medida: convertirse en un dios.
3. Conan de Cimmeria (varias obras, de Robert E. Howard): Si decíamos que Gandalf es el arquetipo de mago, bien podemos asegurar lo mismo de Conan, inmortal imagen del bárbaro guerrero. Nacido del pulp, y sucesor del otro gran personaje de Howard, Kull, Conan ha sido inspiración a lo largo de décadas para infinidad de autores (entre ellos, yo mismo). Ladrón, mercenario, rey, pero sobre todo, guerrero, sus andanzas le han llevado ha enfrentarse a todo tipo de criaturas y villanos. Si bien, el propio personaje no es un techado de virtudes. Apasionado, hombre exuberante que solo piensa en el presente, tiene un carácter violento y dado a los excesos, como así lo demanda su condición de bárbaro y el estilo que Howard le imprimió a sus obras, dirigidas especialmente al público adulto. Aún así, se rige por un código de honor en el que no tienen cabida los secretos y traiciones. Conan siempre va de cara. Aunque eso sí, con la espada por delante.
2. Simón Cabezahueca (saga “Añoranzas y pesares”): Esta es una apuesta muy personal que no espero que sea compartida por la mayoría de lectores del género que vean esta lista. Colocar a Simón Cabezahueca por delante de Conan o Gandalf puede sonar a locura, pero en mi opinión estamos ante la evolución mejor desarrollada de un personaje del género (al menos, hasta donde yo he leído). Simón comienza siendo un pinche de cocina adolescente, un recadero irresponsable y bobalicón que se pasa los días escaqueándose de sus tareas para perder el tiempo en tonterías. Pero tras la muerte del Rey Supremo Juan el Presbítero, todo se torna del revés en la ciudad fortificada de Hayholt. Simón se ve envuelto en una gran intriga y tiene que huir por su vida. Comienza pues su aventura siendo un mocoso que jamás ha pasado penurias, pero las vicisitudes que lo acosan durante su viaje le hacen madurar al tiempo que se convierte en hombre, aunque siempre sin perder la inocencia y bondad que le son naturales. Estamos ante el mejor ejemplo del clásico viaje iniciático del héroe, maravillosamente bien narrado gracias a un personaje que atrapa al lector y nos devuelve a nuestra propia juventud, cuando todo era despreocupación hasta que tuvimos que abordar las obligaciones propias de la adultez.
1. Gollum (trilogía “El Señor de los Anillos”): Tal vez Gandalf es el personaje más recordado de “El Señor de los Anillos” (al menos antes de las películas), pero desde luego Gollum es, al menos para mí, el más especial de todos. Pilar de la resolución de la historia, prueba viviente del axioma “el mal siempre se vuelve contra sí mismo”, Gollum tiene una de las historias más tristes y dramáticas del género, si no la que más. No es un villano, es una víctima consumida por un deseo sobrenatural pero que bien puede tener paralelismos con vicios y debilidades de nuestro mundo actual. Es ese personaje que a pesar de todas las jugadas que le hace a Frodo y Sam, no podemos odiar por mucho que nos empeñemos, al igual que el propio Frodo. Porque es su futuro, el hobbit mira a Gollum y se ve a sí mismo consumido por el Anillo Único. Un personaje desarrollado maravillosamente gracias a sus acciones, más que a un tratamiento profundo de su psique por parte de Tolkien.
Y este ha sido mi ranking de grandes personajes de la literatura fantástica épica, la espada y brujería o esas “dragonadas” que tanto nos han cautivado desde siempre. Os animo a plantear vuestras propias listas en vuestros respectivos blogs, webs o perfiles de redes sociales.
JAVIER PELLICER 
Estoy en desacuerdo total con la lista. Por ejemplo Gollum no es para nada un personaje épico. Por cierto hay un error de numeración, en la segunda parte aparecen los números correspondientes a la parte 4 y en la 4 aparecen los números correspondientes a la parte 2.
Una lista muy completa, pero me falta un personaje: San dan Glokta, el inquisidor de «La Voz de las Espadas», de Joe Abercrombie. No se si se había publicado ya cuando hiciste el ránking.
Es difícil complacer a atodos, pero me parecieron buenas elecciones
¿Qué Gollum no es un persona épico? Desde luego, en internet puede opinar cualquiera.