Artículo de opinión, Mundo Literario

¿Se puede medir la calidad de un libro? (II)

Nos preguntábamos al finalizar la anterior entrega de este artículo si existe algún elemento que pueda ayudar a discernir si una obra literaria es buena o mala, en términos de calidad. La respuesta: Sí, los hay. Son cosas muy elementales que, a poco que pensemos, entenderemos que tienen su lógica. Paso a exponerlas.

·Un argumento bien desarrollado, sin incongruencias y estructurado correctamente. Los hechos ocurren de manera lógica y no caótica, sin forzar y prescindiendo de los deus ex machina. Los cambios salvajes en la trama, los giros no justificados, las subtramas que no aportan nada y solo sirven de relleno, son el peor enemigo de una historia. Y, sobre todo, tener algo que contar realmente.

·Una prosa estilísticamente aceptable, donde la variedad de vocabulario quede clara sin llegar a la pedantería, evitando errores ortotipográficos, sintácticos y gramaticales. Además, habrá que disponer de manera adecuada el tono de la narración, así como su ritmo. Un uso equilibrado de los recursos de nuestra lengua resultará agradable al lector y hará que se sumerja en la trama de modo satisfactorio.

·Personajes bien perfilados, creíbles, carismáticos (en sentido positivo o, por qué no, negativo), cercanos al lector y con una historia personal atrayente. Los protagonistas son el vehículo que nos meterá en la historia. Si no nos sentimos cómodos con ellos, si su vida no se convierte en la nuestra durante el tiempo que estamos leyendo, no habrá nada que hacer. Un buen personaje puede salvar una novela mediocre.

alt="escribir un libro, javierpellicerescritor.com"Son preceptos muy básicos (y cuya explicación desarrollaré más en futuros artículos), a los que algunos añadirían la originalidad. Estoy de acuerdo en que el concepto de novedoso enriquece siempre, pero no lo considero tan imprescindible. Seamos realistas: toda historia ha sido contada ya. El romance entre los protagonistas, el conflicto paterno, el viaje iniciático del héroe, la pérdida del ser querido… Todo eso existe desde los tiempos de la Ilíada y la Odisea, tal vez incluso antes. Solo los detalles, las mezclas de conceptos o el modo de afrontar la creación de una obra pueden aportar cierta originalidad. Mi opinión: no importa tanto qué cuentes, si no cómo lo cuentes.

Por tanto, sí se puede medir la calidad literaria de una novela o un relato. Y pienso que hay unos límites mínimos de corrección que deben respetarse, por debajo de los cuáles una obra jamás podrá considerarse aceptable. Sin embargo, carencias más o menos leves pueden quedar escondidas tras una historia absorbente, planteada con inteligencia a pesar de que adolezca de errores de estilo (insisto, no demasiado graves). O de unos personajes fascinantes. Y es así porque, no me preguntéis el motivo, la mayoría de ocasiones el corazón puede con la cabeza.

¿Debemos de todos modos conformarnos? En absoluto. El lector puede y debe ser exigente. El autor todavía más. Pidamos a los escritores que se esfuercen de verdad. Y pidámonos a nosotros mismos (los autores) no convertirnos en creadores inmovilistas, amparándonos en la subjetividad de la literatura. Porque esta no se puede controlar, ni a favor ni en contra. Y lo que hoy escribimos, tal vez guste, pero sin unos sólidos cimientos técnicos sobre los que construir una carrera literaria, nada nos asegura que nuestra próxima obra cautive al lector.

SI TE HA GUSTADO ESTE ARTÍCULO, COMPÁRTELO

Lee la primera parte del artículo AQUÍ

Anuncio publicitario
Estándar

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.