Lerna. El legado del minotauro

La realidad histórica tras «Lerna. El legado del minotauro» – 11

Los escenarios irlandeses en Lerna

Si existe un lugar en el mundo por encima de cualquier otro capaz de provocar la inspiración de un escritor, ese es sin duda Irlanda. La Isla Esmeralda de verdes valles, bosques que huelen a magia y acantilados que se asoman al mar desde abruptas alturas. Durante años, y siempre desde la distancia por desgracia, Irlanda me ha susurrado historias al oído. Épicas unas, más intimistas otras, pero todas cargadas con el aroma gaélico. «Lerna. El legado del minotauro», es la última de ellas (pero no temáis, habrá más, es una promesa). En este capítulo de la serie “La realidad histórica de Lerna” quería hablar de los principales parajes irlandeses por donde transcurre la novela, de su importancia actual dentro de la cultura popular de ese país. Esta es la ruta que siguieron mis partolonianos para descubrir Irlanda, su nuevo hogar. ¿Los acompañamos?

La nueva Cnosos

El primer escenario irlandés en el que nos deja «Lerna. El legado del minotauro» es Inbhear Scéine. Esta plácida bahía desemboca en el estuario del río Roughty (An Ruachtach), entre la península de Iveragh y la de Beara, al sur del Condado de Kerry. El nombre irlandés tradicional de la bahía era Inbhear Scéine y está documentado en el Lebor Gabála Érenn como el punto de llegada del patriarca mitológico Partolón, uno de los grandes protagonistas de la novela. En el cabo de la bahía se encuentra la población de Kenmare. En las cercanías se han hallado menhires y otros monumentos megalíticos datados en la Edad del Bronce (la época en la que transcurre la novela), lo que demuestra que ya estuvo ocupada en aquellos tiempos. Posteriormente, los vikingos llegaron para saquear la zona que ocupaba la primigenia aldea de Kenmare, que por entonces se llamaba Ceann Mhara, “Cabeza del Mar”, en referencia a que era el punto más alejado donde se adentraba el mar. La zona forma parte de las famosas rutas del Anillo de Kerry y el Anillo de Beara.

Estuario del río Roughty, Inbhear Scéine, el lugar donde desembarcó Partolón.

No tendremos que caminar mucho para alcanzar el siguiente punto de la ruta de los partolonianos. El Libro de las Invasiones asegura, que tras llegar a Irlanda, Partolón ubicó su nuevo hogar en la cascada de los Dos Necios, en clara referencia a la aventura amorosa de su esposa Delgnat. Aunque no hay datos de ello, este lugar bien podría ser el Parque Nacional de Killarney, situado junto a la localidad del mismo nombre, en el Condado de Kerry. Su nombre en irlandés es Páirc Náisiúnta Chill Airne, y fue el primer parque nacional que se fundó en Irlanda, en 1932. Tiene una extensión de más de cien kilómetros cuadrados, lo que lo convierte en el bosque nativo más grande de la isla. Fue designado como Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO en 1981. Entre las arboledas de roble y tejo pacen manadas de ciervos rojos, las únicas que se encuentran en Irlanda, que beben en las aguas de los lagos de Killarney. Se trata de un conjunto de tres lagos: Lough Leane, el más grande; y Upper Lake y Muckross Lake. Estos lagos podrían identificarse con las lagunas que según el Libro de las Invasiones fueron «creados» por los Hijos de Partolón. Especialmente Muckross Lake, que dentro de la novela correspondería con el lugar donde yacería uno de los personajes tras su muerte. La cascada de los Dos Necios tendría su equivalencia real con la cascada de Torc, en la base de la montaña del mismo nombre.

Cascada de Torc, Killarney National Park.

El corazón de Irlanda

La siguiente parada de nuestro viaje está bastante más alejada. Nos lleva hacia el norte, en busca de uno de los escenarios más reconocibles dentro de «Lerna. El legado del minotauro», ya que también es uno de los más famosos de toda Irlanda. Ya he hablado de la Colina de Tara en el artículo anterior, pero a riesgo de repetirme comentaré que se trata de un alargado montículo situado en el Condado de Meath, cerca del río Boyne. Su importancia histórica y cultural es invaluable, como ya hemos visto, pues en las crónicas escritas se la menciona numerosas veces como la sede del Gran Rey de Irlanda, el Árd Rí Éireann. Fue el centro espiritual del poder antiguo hasta, como poco, el siglo VI. Se cree incluso que su importancia es incluso anterior al periodo céltico. Esto viene avalado por los monumentos que allí podemos encontrar, datados en el Neolítico.

El destino de los Hijos de Partolón

Tras un largo recorrido por el centro de la Isla Esmeralda, Starn, el gran protagonista de la novela, llega al norte, cerca de la actual Londonderry. La región sería conocido en tiempos venideros por el nombre de Ailech, un reino medieval situado entre el actual Condado de Donegal y la península de Inishowen en el Condado de Ulster. Fue sede de los Reyes de Ailech, que tomaron su nombre de una fortificación de la montaña Greenan llamada Grianán Ailigh. Se trata de un monumental fuerte circular de piedra, presuntamente construido por la dinastía Uí Neíll en el siglo VI (muchos siglos después de la época de la novela). Su carácter defensivo es evidente: el muro tiene tres terrazas comunicadas por escaleras no coincidentes, lo que complicaría a los invasores descender hasta el interior del recinto. Dicha fortaleza, restaurada en el siglo XIX, mira al fiordo Swilly al oeste y al lago Foyle al este. Precisamente entre estos y el río Finn se halla Mag Ithe, «la llanura de Ith», que daría nombre en las crónicas mitológicas a la batalla que los partolonianos libraron contra los fomorianos.

El momento en el que se decidió su destino.

Grianán Ailigh. Al fondo, cubierta por la niebla, la llanura de Ith.

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