Mundo Literario, Noticias

IX Encuentro de Literatura Fantástica de Dos Hermanas

Este fin de semana da inicio una nueva edición del Encuentro de Literatura Fantástica de Dos Hermanas, que año tras año ha ido consolidándose hasta alcanzar su novena temporada. La organización de este evento, formada por Concha Perea, José Ángel Muriel, Almudena Trujillo, Ernesto Fernández,  Carmen Gómez Valera, Jesús García, Teo Palacios, e Iván Dequito, ha conseguido un jugoso cartel que no podéis perderos si tenéis la posibilidad de acudir. Sigue leyendo

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Artículo de opinión, Mundo editorial

Guía para publicar tu novela (IV) – Publicación con editorial

En los anteriores artículos hemos hablado de dos formas de convertir tu manuscrito en libro: la autopublicación y la coedición. Sin embargo queda una tercera vía en discordia, la publicación a través de una editorial. Este es el método clásico, donde el autor ofrece su obra a un sello editorial que, de aceptarla, sufragará todos los gastos de edición, distribución y promoción. Este modelo ha sido considerado tradicionalmente como la plataforma ideal, la soñada por cualquier escritor, pues salvar los duros filtros de selección de una editorial reporta un gran prestigio, y porque da acceso a los canales de distribución más característicos para un libro: las librerías. Sigue leyendo

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Libros destacados, Noticias

Absurdario, de Darío Vilas

La semana pasada se puso a la venta el último libro de uno de mis escritores preferidos, Darío Vilas. Fiel a su estilo de trazar su propio camino, alejado de modas y tendencias, el escritor vigués vuelve con otra obra de difícil clasificación: Absurdario, una antología de relatos publicada por la editorial Sven Jorgensen, y que se presenta sin medias tintas: Sigue leyendo

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Noticias

Finalistas del concurso Amazon

El Primer Concurso Literario para Autores Indie, convocado por Amazon y el diario El Mundo, con la colaboración de la editorial La Esfera de los Libros, ya tiene finalistas. Tras el período estipulado por las bases del certamen, los más de 700 autores participantes han quedado reducidos a una selección de cinco nombres con sus respectivas obras. Estos son los elegidos: Sigue leyendo

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Entrevistas, Mundo editorial

Trasladamos cosas que ya existen y les damos forma – Entrevista a David Fernández, Director Comercial de Lektu

A lo largo de los artículos y entrevistas que he ofrecido ha quedado claro que el mundo de la literatura y el mercado editorial vive en una época de cambios, en ocasiones convulsos. Nuevos paradigmas han entrado en juego gracias a la irrupción del libro digital, y también nuevos protagonistas: las plataformas de venta online especializadas en ebooks. Afortunadamente, hay vida más allá de Amazon o la iBooks Store de Apple. Y buena prueba de ello es la llegada el pasado abril de una nueva alternativa de cara a las dos multinacionales mencionadas, una opción además cien por cien española: Lektu. Para hablar de este prometedor proyecto, charlamos con David Fernández, Director Comercial de Lektu. Sigue leyendo

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Si los libros fueran más baratos, no se piratearían. FALSO

Es el principal argumento de todos aquellos que exculpan a la piratería de los males actuales de la industria editorial. En parte, y como suelo decir, les doy la razón: no creo que la piratería sea el principal condicionante de la crisis que el sector está viviendo. Hay muchos otros factores a tener en cuenta (crisis económica generalizada, competencia de las nuevas formas de ocio, necesidad de renovar el mercado editorial tradicional…). Ahora bien, ¿es esta premisa (libros baratos = solución contra la piratería) correcta? En absoluto. Y para exponer mi opinión pondré un ejemplo sangrante del que tuve noticia precisamente ayer. Sigue leyendo

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Guía para publicar tu novela (III) – La coedición

La semana pasada hablábamos de la que parece la alternativa principal a la publicación tradicional (que empezaremos a tratar en el próximo capítulo de la serie), la más famosa al menos, la autoedición. Pero hay métodos mixtos entre esta y la clásica manera de llegar a los lectores. La coedición esconde muchas luces y sombras, muchas ambigüedades, por lo que se hace muy necesario dedicarle un artículo. Sigue leyendo

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Webs de documentación para el novelista histórico

El género de novela histórica causa un respeto monumental entre la mayoría de autores noveles. Las responsabilidades a la hora de retratar una época y sociedad de nuestro pasado son enormes. Si además el escritor no tiene una base de conocimientos sólidos adquiridos durante su etapa educativa, el respeto puede convertirse en miedo al no saber dónde buscar la información necesaria para la creación de su obra. Pero este muro puede salvarse gracias a la voluntad del autor y al poder de Internet. Existe una gran cantidad de portales educativos en la Red que pueden ser los mejores aliados del autor. Me refiero a páginas con información contrastada y fiable, de investigadores consagrados y entidades reputadas, o cuyo catálogo contenga obras clásicas de interés. Y aunque se asegura que la documentación más fiable suele estar en inglés, también hay mucha información en nuestro idioma que nos puede resultar de gran utilidad.

A continuación os dejo una lista con las webs de documentación para el novelista histórico más destacadas (aunque hay muchas más), y que os pueden servir de mucha ayuda. Sigue leyendo

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Relicario para insomnes, de José Luis Cantos

La editorial independiente Saco de Huesos tiene fama de apostar por la literatura de calidad, y con esta obra de José Luis Cantos justifica esta visión que muchos tenemos. Hoy os hablaré de «Relicario para insomnes», una antología de relatos que sigue la buena línea iniciada con «El ojo en la cerradura» (Ediciones del Cruciforme). La colección de microrelatos con la que el autor murciano inició oficialmente su carrera literaria en solitario (tras participar en infinidad de obras colectivas) fue apenas la punta del iceberg. Ahora vuelve con un libro entroncado en el terror, quizás más convencional en lo formal, pero repleto de buen hacer literario.

alt="Relicario para insomnes, José Luis Cantos, javierpellicerescritor.com"José Luis Cantos se deja llevar en estos relatos, en la mayoría al menos. Es algo que se nota: la libertad de acciones se transmite mediante una narración por momentos exquisita, con una utilización acertada de los distintos recursos literarios. Es el punto fuerte, la narrativa, una prosa cuidada, elegante cuando tiene que serlo, hiriente cuando así lo requiere la trama. 166 páginas de drama, sexo, muerte, secretos, reflexiones sobre lo volátil del pasado, el miedo y lo onírico, en un cóctel de porcentajes equilibrados.

Este ejercicio de cirugía literaria aplicada mayoritariamente al terror empieza con el primer relato de la antología. «Insomnio» es una historia de emociones, de transmisión de estas al lector. Es en este texto donde encontramos los mejores ejemplos de esa prosa deliciosa y cargada de recursos: «A mi espalda, sumergido en la oscuridad del dormitorio, el minutero sigue lanzando estocadas al aire, me recuerda que la madrugada avanza hacia el alba, y que yo aún sigo despierto». Perfecta elección incluso de las pausas, a través de un uso perfecto de la división de párrafos.

Con «Ella», Cantos lanza al lector a un juego erótico compartido por los personajes, la farsa de los protagonistas y el choque entre lo apasionado y lo mundano. Una prosa menos jugosa que el anterior relato, pero una trama más elaborada.

Por supuesto, no todo es intachable. Ocurre en todas las antologías: algunos relatos gustan más y otros menos. Mejor dicho, con unos conectas más que con otros. Esto ya es un tema puramente argumental y subjetivo. «Larvae», por ejemplo, no me convenció: parece dividido en dos partes argumentalmente desconectadas (la cita con la chica no conecta con lo que le ocurre luego al protagonista).

El aspecto argumental remonta en «Naraka», un buen ejercicio descriptivo de los escenarios donde transcurre, y sorprendente en su giro final. «Hannah» está bastante bien, aunque chirría porque quizás sea el relato más convencional de todos (lo que por sí mismo no es malo). Con «La deuda» el autor me hizo sudar, ya que le tengo cierta aprensión a los dentistas y uno de mis miedos recurrentes tiene que ver con los dientes. «Punto de inflexión» es interesante, pero tampoco estaría entre los mejores relatos, aunque destaca una vez más por una narrativa rica en recursos («El asfalto silba con indolencia mientras nos tiende su lengua negra calle arriba», magnífico).

Siguiendo con este repaso breve de los relatos, «Espina de Cristo» está entre mis preferidos, muy intenso emocionalmente, y cargado de sentido («Se extiende y va desmenuzando el tejido, la piel; el pasado. Lo hará desaparecer por completo»). «Erica» tiene un final poderoso, y en general es una historia que podría haber dado para más, tal vez una novelita corta. Ahora bien, «Solitud de Adán», una historia apocalíptica es quizás demasiado previsible, a pesar de contar con un personaje loco y alejado de la realidad. «La duda» es corto, pero muy efectivo; la desesperación del personaje me llegó con mucha fuerza.

«Eve» me ha parecido el relato más triste y difícil de digerir, por lo desgraciadamente real que es su trama, por la dolorosa situación del personaje; se me hizo un nudo en la garganta al leerlo, así que puede decirse que aunque te deja un regusto amargo y una gran pena, cumple con su objetivo. «La voz del pasado» está situado en mala posición, pues al venir de un relato tan intenso me resultó imposible saborearlo. «Naturaleza uno» me devolvió a la lectura gracias a la intensa escena de sexo, que casi diría que es épica; otro final grandioso.

«Salomé» en cambio me pareció desagradable, el lector que aborde el libro entenderá el motivo. «El puzzle Haarmann» repite similares reacciones, pero hay que decir que esa es sin duda la intención del autor, así que en ese sentido cumple el cometido para el que fue creado. «Emparedando el recuerdo» está muy bien llevado, pero palidece ante el texto que lo sigue, en mi opinión el mejor relato de la antología: «Anónimo», un impresionante ejercicio literario del que no puedo decir más que me encantó la calma con la que se desarrolla ese final del personaje anónimo, el juego sutil de ignorar la identidad del protagonista para enfatizar su conclusión. «El rey de los insomnes» es un digno final para la antología, pero tras «Anónimo» sabe a poco.

En resumen, este «Relicario para insomnes» es una obra notable, con un manejo literario de matrícula, donde el autor generalmente lleva las cosas por donde quiere.

En el relicario, las sombras, la tinta, la luna.

En el relicario, los demonios, la locura.

Dentro, la duda, la puerta, el cerrojo.

Dentro nadie escucha, arden los despojos.

En el relicario, el secreto, la mentira, el ojo.

El relicario se mueve, palpita, se tiñe de rojo.

Fuera, el aire, el sol, fuera la luz.

Dentro del relicario, nosotros.

Dentro del relicario estás tú.

 

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Entrevistas, Mundo editorial, Mundo Literario

La labor del corrector debe ser la del buen jardinero – Entrevista a Ángeles Pavía, correctora

Están siempre a la sombra de los escritores, escondidos entre los créditos de los libros. Pero su trabajo es indispensable para que esa novela que llega al lector tenga una calidad mínima en cuanto a corrección. Ellos son los correctores ortográficos y/o de estilo, y hoy hablaremos con uno de estos profesionales de los que pocas veces se habla: Ángeles Pavía.

alt=·Todo el mundo ve al corrector como aquel que se encarga de detectar faltas ortográficas en una novela (o libro de cualquier índole) y los corrige. Pero, ¿es tan simple vuestra labor, o hay algo más? En realidad hay más, mucho más… a veces. Me explico: todo depende de lo que se acuerde con el editor o con el autor. En un texto se puede hacer una corrección ortotipográfica, que es la más simple, corrigiendo solo faltas de ortografía, gramaticales y colocando como toca las comillas, las rayas de diálogo, las cursivas… Otro tipo de corrección sería la corrección de estilo, que además de ortotipografía, cuida el estilo literario del autor, eliminando repeticiones, gerundios en exceso, vocabulario incorrecto, gramática no incorrecta, pero si cargante o poco fluida… Y la tercera y más completa o edición de un texto es cuando, además de todo eso, se revisan gazapos argumentales, se revisa coherencia tanto de personajes como de ambientación, se revisa estructura de la novela, ritmo, e incluso se revisan o anotan fallos de documentación.  A mí, personalmente, me resulta casi imposible atenerme solo a la ortotipográfica, así que siempre suelo realizar la de estilo, o más bien la tercera, pues ante gazapos o incoherencias soy incapaz de callarme y suelo señalarlo.

·Suele decirse que detrás de todo gran escritor hay un gran corrector… ¿Sois indispensables en el mundo literario y editorial? Yo creo que sí, que para el escritor es necesaria esa figura. El escritor, cuando escribe, está demasiado metido en la historia y suele llevarla en la cabeza, por lo que muchas veces, tiene tan presente lo que quiere poner, que no es capaz de ver lo que ha puesto en realidad. Esto es lo que se conoce como «ceguera del escritor», cuando este tiene tan claro que está hablando de los cajones de la cómoda, que no ve que pone los cojones de la cómoda, por ejemplo. Otro motivo por el que creo que somos indispensable es porque el corrector no solo lo es de faltas de ortografía, sino que cuando llega ahí es porque es alguien que domina el lenguaje. Pero no solo porque sepa mucha teoría sobre gramática y literatura, sino porque sabe aplicarlas. Es alguien con el culo pelado de leer mucho, y de leer de todo, y sabe cómo resolver y hacer más fluido, por sus muchas lecturas y por sus conocimientos sobre literatura y redacción, cualquier texto. Y cuando hablamos de lectura profesional, aún considero su figura más necesaria todavía, y siempre antes que la corrección.

·¿Trabajas para editoriales o eres correctora freelance? Ambas cosas, según me contraten. A veces es un editor el que te busca porque tiene una sobrecarga de trabajo y no dan abasto, o porque trabaja con correctores freelance. Otras veces es el escritor el que quiere presentar su novela, ensayo o relato a un concurso o autopublicarse, y, como es normal, quiere que su criatura esté lo más guapa posible en su presentación en sociedad.

·No hace mucho, en una discusión en las redes sociales (aunque no era la primera vez que me ocurría), hubo un autor que dijo que él no quería trabajar con correctores, porque este proceso alteraba su texto. ¿Está justificado este temor? Según lo que se entienda por alterar el texto. Si eliminar repeticiones y sustituirlo por sinónimos; si una frase de 250 palabras en la que se sustituyen comas por puntos donde toca la dejas en tres de 85; si utilizar el vocabulario adecuado cuando se ha dado un patinazo y se ha confundido espingarda con espigada, o voluble por voluptuoso; si todo eso es alterar el texto, pues… no sé qué decirte. El buen corrector debe hacer suyo el lema de la RAE: «Limpia, fija y da esplendor», pero sin alterar sustancialmente un texto. Su labor debe ser la del buen jardinero, que sin modificar el jardín lo limpia de malas hierbas, de ramas superfluas y de hojas muertas. Pero por desgracia no siempre es así y en ocasiones vemos correcciones no muy cuidadas en las que se ha confiado esta labor a no profesionales que se plantean más cómo escribirían ellos (y muchas veces no lo hacen bien) que cómo debe estar escrito para que esté correcto.

·En mi web trato de dar a conocer los entresijos del mundo editorial y literario al público en general. En tu caso, me gustaría que describieras un poco el proceso que sigues durante la revisión y corrección de la obra. El proceso es simple: voy leyendo y corrigiendo muy detenidamente. Para ello utilizo el Word, con su magnífica herramienta «control de cambios». No suelo corregir más de un capítulo de una sentada, pues se corre el peligro de habituarse demasiado al autor o engancharse demasiado al texto y pasar de largo cosas importantes. Otra cosa que hago es pasar una segunda revisión a cada capítulo, tiempo después, para comprobar posibles fallos, sobre todo cuando en alguna frase hay más rojo que negro y necesitas leer el resultado final para comprobar cómo queda. Para ello, le doy a aceptar cambios, reviso y doy el visto bueno. También, otra cosa que voy haciendo, sobre todo cuando el autor tiene muchos fallos gramaticales, es ir leyendo en voz alta, como si me lo dictara a mí misma, pues es como mejor veo la estructura de la frase. Si una frase que estoy leyendo no tiene el ritmo adecuado, no soy capaz de leerla en voz alta con sentido, es que, sin duda, está mal redactada.

·¿Cuáles son los errores más habituales que sueles encontrarte en los textos que revisas? Uno de los más graves y más comunes es que la gente no domina la gramática. La estructura de la frase, y en especial la utilización de las comas, lleva de calle al escritor medio. Y ya, del punto y coma, mejor no hablar. Ortográficamente hay de todo, pero con lo que más me peleo siempre es con la estructura de las frases. Otro problema que veo mucho es que la gente está muy acostumbrada a las malas traducciones del inglés, y hay cada vez más un mayor abuso de gerundios y de frases en pasiva.

·En muchas discusiones literarias o que giran en torno a la problemática actual en el mundo de los libros, salen a colación afirmaciones como que muchos libros publicados, incluso en grandes editoriales a los que se presupone un buen plantel de correctores, están repletos de errores no ya de estilo, sino ortográficos. ¿Crees que es realmente así? Por desgracia, sí. Pero no es algo que haya pasado siempre. Yo llevo ya más de cuarenta años leyendo de forma compulsiva y antes se hablaba de que la edición tal de tal ejemplar tenía una errata en la página tal. Pero desde hace unos años, unos cinco o quizá algo más, esto es algo cada día más habitual.

·¿Os está afectando la crisis del sector editorial? Muchísimo. El corrector es de lo primero que se ha prescindido en plantilla en las editoriales. Y cuando es imprescindible su trabajo se le busca freelance con unos precios abusivos que no compensan las horas que se le echan. Por otra parte, con un 26% de paro, hay muchos escritores que no tienen recursos para pagar a un corrector si quieren autopublicarse en las condiciones que les gustaría, con lo que hay mucha menos contratación.

·Por otra parte, la popularidad de la autopublicación digital en plataformas como Amazon está provocando que multitud de empresas o profesionales ofrezcan sus servicios como correctores a estos nuevos autores independientes. ¿Ves un futuro firme en esos nuevos formatos de publicación, en lo que a vosotros respecta? Sí, es una gran oportunidad para nosotros. El problema es que hay poco dinero en funcionamiento. Como he comentado antes, muchos autores no tienen efectivo para pagar, no solo nuestros servicios, sino los de un portadista, o un maquetador que les ponga de tiros largos a su criatura. Si esta crisis llega a resolverse algún día, es posible que todo vaya rodando y el trabajo del corrector no sea un lujo, sino algo cotidiano.

·Imagino que te habrás encontrado con todo tipo de textos, de diversas calidades. ¿Alguna vez has tenido que abandonar un encargo, debido a las pésimas condiciones de esa obra? No hace falta que des nombres… Sí, más de una vez, por desgracia (y digo por desgracia porque después del trabajo no cobré ni un euro). A un escritor le dije que estaba muy verde, que su historia era muy interesante, pero que necesitaba madurar mucho como lector y como escritor para desarrollarla. Que la dejara reposar un tiempo y que más adelante volviera a ella. La verdad es que era muy joven. A otro le dije, simplemente, que no necesitaba un corrector, sino un negro literario que reescribiera todo aquello. La verdad es que no había por dónde cogerlo. Era demasiado trabajo y esfuerzo para el presupuesto acordado.

·Y ahora, todo lo contrario, y aquí sí puedes dar nombres: ¿Alguna obra que haya sido un placer corregir? Si, ha habido varios escritores a los que no ha sido necesaria casi ninguna corrección, la verdad. A Virginia Pérez de la Puente no puedo decir que le corrija nada cuando leo sus manuscritos, porque le hace la misma falta un corrector que a un Santo Cristo dos pistolas. Algún dedazo tonto que se le escapa, pero poco más. Lo mismo puedo decir de Josep Asensi, de Sebastián Roa, de Marta Querol, Nacho Becerril o de Yolanda León. Por otro lado, ha habido trabajos que, aun teniendo que corregir más profundamente, he disfrutado tanto con ellos que pienso que han valido la pena.

·También se dice que los autores aceptan muy mal las correcciones, incluso cuando vienen de profesionales. ¿Crees que es algo generalizado o solo se trata de casos puntuales? ¿Has tenido algún problema en este sentido? Más de uno y más de dos. Y sé que los seguiré teniendo mientras me dedique a esto. Tienes desde el autor que te discute cada coma y cada sinónimo cuando te repiten cinco veces en un párrafo la misma palabra, hasta el que se empecina en que esa palabra mal escrita la quiere así porque a él le gusta más así. Pero no podemos generalizar, ni hablar de casos puntuales. Eso es algo que depende mucho del ego, de la falta de autoestima, de la capacidad de autocrítica y de las ganas de aprender que tenga cada escritor. También he corregido a escritores que me han dado las gracias y que se han convertido en grandes amigos, porque hemos de pensar que el corrector es aquel que va a cuidar de tu niño como si fueras tú mismo, pero con profesionalidad, para que luzca con todo el esplendor que merece. Otro problema serio viene cuando te piden tu opinión sobre la obra, o cuando te encargan un informe de lectura y no les gusta que señales los fallos. Ha habido quien, después de ver que he leído su obra por comentarios en blogs o en redes sociales, me ha pedido mi opinión, se la he dado por privado y me ha devuelto hasta insultos y amenazas, solo por señalarle los fallos que veía a su libro.

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