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Guía para publicar tu novela (XIII) – Presentación del manuscrito

El camino ha sido largo y tortuoso, como decían los Beatles, pero al fin estamos llegando a la meta. Si has seguido punto por punto las recomendaciones que te he ofrecido en esta serie de artículos (y además has tenido un poco de suerte), es posible que te encuentres en el último paso de esta (primera) carrera de fondo. Has convencido a la editorial con todo el material que le has enviado, demostrándole por el camino que haces las cosas de modo profesional y serio. Y ahora te piden el manuscrito. ¿Estropearemos esa impresión remitiéndoles un documento mal preparado? Te explico cómo dejar “a punto de editor” tu obra.

Voy a dar por sentado que ya has revisado y corregido tu novela en el aspecto ortográfico y argumental. También imagino que has registrado convenientemente la obra en el Registro de la Propiedad Intelectual. ¿Y ya está? ¿Le enviamos el manuscrito tal cual al editor? No, hay que prepararlo. Un informático diría que toca formatearlo, o lo que en el gremio editorial y literario se conoce como maquetar.

En primer lugar es conveniente saber el formato en el que se lo presentaremos a la editorial. Hoy en día es cada vez más frecuente que te pidan el manuscrito en su versión digital, lo cual es un alivio para todas las partes: el escritor se ahorra el coste de imprimir, encuadernar y enviar por correo el manuscrito, y el editor puede leerlo con mayor comodidad gracias a los reproductores de ebooks. En cualquier caso, la maquetación del archivo o documento es esencial. Es posible que pienses que este es un tema baladí, del que ya se encargarán los maquetadores de la editorial. Craso error. Porque, ¿qué ocurre si le enviamos un texto tan caóticamente estructurado que el editor no puede leer con comodidad? Que irá directo a la papelera. Debemos tratar de facilitar la legibilidad, presentando el manuscrito del modo más claro y ordenado posible. No hace falta disponer de programas específicos de maquetación. Nuestro procesador habitual debería ser suficiente para seguir estas pautas básicas e imprescindibles:

·Fuente de fácil lectura. Deja las extravagancias para otro momento. Olvídate de esa letra gótica que tan bien crees que le pega a la novela. La fuente Times New Roman de 12 pulgadas será tu mejor amiga (al menos lo es para el editor, que es quien manda).

·Interlineado doble. Si vas a presentar el manuscrito en papel, tendrás la tentación de “apretar” un poco el texto, para ahorrar cuantas más páginas mejor. No lo hagas, es poco profesional. El motivo de un interlineado doble, además de ofrecer una lectura más cómoda, es que el editor o lector editorial tenga espacio entre líneas para realizar cualquier anotación.

·Márgenes del documento. Procura que no sean ni excesivos ni demasiado pequeños, en torno a 2,5 cm en todos los lados.

·Justificación de los párrafos. En prosa, lo habitual es un texto justificado, esto es, alineado a ambos márgenes, y con una sangría aproximada de cinco espacios al comienzo de cada párrafo.

·División de párrafos y capítulos. Utiliza las opciones “salto de línea” y “salto de página” de tu procesador para dividir párrafos independientes en un mismo capítulo o los capítulos, respectivamente. El objetivo es evitar en lo posible los espacios vacíos innecesarios. Para detectarlos también te puedes valer de la herramienta “caracteres no imprimibles”, que te mostrará una visión del documento con todas las tabulaciones, espacios y demás vacíos, para que puedas eliminar las que no son necesarias (por ejemplo, si has agregado un espacio de más entre dos palabras).

·Páginas numeradas. Imprescindible para que el editor pueda acceder a la página deseada en todo momento. Un índice tampoco estaría de más.

·Título. Debes incluirlo en una primera página, centrado y en un tamaño superior a lo habitual (aunque sin pasarse). Incluye también un subtítulo o el nombre de la saga si da lugar. No olvides tu nombre, por supuesto, así como tus datos de contacto.

·Encuadernación. Basta con una encuadernación en gusanillo con una portada de plástico transparente (para que se vea la página inicial con el título). Impresión a una sola página y en papel blanco, nada de florituras como hojas en colorines o cosas así.

·Formato digital de presentación. Dependerá de lo que te exija el editor, pero en caso de que no te dé especificaciones, lo ideal es un archivo PDF, más agradable para leer en ordenadores y reproductores de ebooks que el documento nativo de tu procesador de textos (generalmente archivos tipo “doc”).

alt="cómo maquetar manuscrito para editorial, javierpellicerescritor.com"

Como ves, todas estas son recomendaciones sensatas y sencillas de aplicar. Siempre tenemos que tener en cuenta que la sobriedad es la mejor cualidad cuando se trata de presentar un proyecto de cualquier tipo. Y más aún en el terreno literario y editorial, muy anclado a las prácticas de toda la vida.

Sin embargo, esto no ha acabado todavía. Junto con el manuscrito es adecuado incluir un documento complementario que tiene bastante más importancia de lo que pueda parecer. Se trata de la propuesta editorial, de la que hablaremos en el próximo artículo, el penúltimo de la serie.

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