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Diccionario literario y editorial (II)

Seguimos con el diccionario literario y editorial, en este caso con la segunda parte de la letra «A». Veremos en primer lugar un término que induce a error incluso entre autores con cierta experiencia.

Argumento: La historia en sí de una obra literaria, el “qué”. En otras palabras, es el conjunto de hechos narrados en una obra literaria, independientemente de su forma, estilo u estructuración. Su cualidad más importante es la coherencia, tanto interna (entre los propios elementos de la obra) como externa (con el entorno en el que se basa). Es muy común confundirlo con el término “trama”.

Arquetipo: Situación, concepto o personaje que, tras su utilización original, se consolidó en modelo a seguir por otros autores. Por ejemplo, el plan de dominación del villano o el viejo mentor que instruye al héroe (ejerciendo de figura paternal). El uso de arquetipos suele ser criticado a menudo, pero en mi opinión, un equilibrado y buen uso sirve para crear personajes o escenas reconocibles por el lector. Adicionalmente sirve para relacionar conceptos más profundos. En “El Señor de los Anillos”, Frodo se ve obligado a dejar atrás la comodidad y seguridad de su hogar para emprender un peligroso viaje que, de manera inevitable, lo transforma al descubrir el mundo y sus vicisitudes, además de su propia responsabilidad como individuo. Este viaje estereotipado no es sino una alegoría, un reflejo del crecimiento vital del individuo durante su vida, desde los días despreocupados de la infancia a la madurez de su edad adulta. Otros ejemplos de arquetipos podrían ser la caída en desgracia del héroe (¿alguien dijo “Star Wars”?) o personajes como el traidor, el amigo rudo y grandote, o la chica que debe ser rescatada. La literatura (y otras disciplinas artísticas) está plagada de estereotipos de los que es casi imposible escapar, y que provienen de épocas muy antiguas (Gilgamesh, Hércules, Sigfrido, El rey Arturo, etc…). Así que lo mejor es saber darles un toque distintivo y propio que cautive al lector.

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Asíndeton: Se trata de un recurso literario en el que el autor construye una frase sin conjunciones, con la intención de crear un efecto de impacto que transmita la idea de manera más concisa y potente. Además, agiliza el ritmo y ofrece mayor dinamismo a la narración. Algunos ejemplos del uso de esta práctica podrían ser el famoso “llegué, vi, vencí” de Julio César o alguno que yo mismo he utilizado en mis obras, como una de las frases del prólogo de “El espíritu del lince”.

“Ensordecedor estruendo: (el) acero contra (el) acero, (la) bravura contra (el) dolor, (y) (la) muerte sobre (la) vida.”

Véase entre paréntesis los elementos que, en un texto simple, habrían estado presentes, pero cuya ausencia otorga fuerza y sensación de épica a la frase.

Ayudante: Actante con función positiva. Es todo aquel personaje que favorece que el protagonista principal de una historia alcance su objetivo. Como ejemplos perfectos podríamos mencionar al fiel Sancho, como escudero de don Quijote o, siguiendo con «El Señor de los Anillos», Sam, compañero leal de Frodo.

Continúa en el próximo post

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