Si sois seguidores de esta web, el protagonista de este artículo no os resultará desconocido. No es la primera vez que señalo al autor vigués Darío Vilas como uno de los nuevos referentes de la literatura actual. Sí, sé que esto se dice mucho, pero creo sinceramente que en este caso no exagero en absoluto. Vilas es un escritor que apuesta por sí mismo, por su estilo característico, por su voz, por distinguirse del resto de oferta literaria. Y ahora vuelve a demostrarlo con su siguiente novela, “El tiempo como enemigo” (Ed. Base), un viaje al género de misterio más puro. Un viaje del que sabremos más gracias a esta entrevista al autor.
-Parece ser que “El tiempo como enemigo” está gustando mucho en sus primeros días entre los lectores…
-Sí, eso parece. Estoy recibiendo mensajes de lectores a los que la novela les ha calado mucho, y esto es algo que sólo me había pasado puntualmente. Imagino que en esta ocasión medí mejor las dosis, que supe conjugar mis obsesiones personales con una historia que llega a más gente. Era la intención, de hecho.
-Tú mismo te refieres a esta obra como una novela de misterio, e insistes en que era un género en el que todavía no te habías introducido. Sin embargo, tus anteriores libros también narraban historias bajo esta premisa. El componente sobrenatural, extraño y misterioso siempre ha estado ahí, con mayor o menor presencia. ¿Por qué la enmarcas entonces en esta etiqueta?
-Porque es una trama de misterio al 100 %. Hay pistas que conducen a algo, pistas falsas, varios elementos enigmáticos, un toque de investigación y un par de giros finales que hacen que las piezas encajen. Es lo que entiendo yo por novela de misterio. En esta ocasión, aunque sigue habiendo una pincelada de fantástico, es más accesoria que en mis novelas o relatos anteriores. Si bien es cierto lo que dices, que siempre he trabajado con elementos de misterio, en mis libros previos acababa pesando más lo sobrenatural y se les colocó enseguida la etiqueta de terror.
-Es innegable, en cualquier caso, que “El tiempo como enemigo” tiene diferencias notables con anteriores obras. Es menos “absurdaria” (perdón por la broma) y más “mainstream” en el aspecto argumental, aunque sin llegar a apartarse demasiado de tu estilo. También la narración transcurre por senderos más formales, aunque no renuncias a una prosa cuidada y en ocasiones rozando lo poético (marca de la casa). Sin embargo, destacaría el tratamiento de los personajes: menos introspectivos. “Lantana. Donde nace el instinto” o “El hombre que nunca sacrificaba a las gallinas viejas” eran auténticos viajes a la psique de los protagonistas. En esta ocasión, sigues profundizando en sus dramas personales, siguen siendo individuos traumatizados por uno u otro motivo, pero esta vez incides menos en ello para dar espacio al desarrollo de la historia. ¿Crees que la obra está más equilibrada en ese sentido?
-Sin lugar a dudas. De hecho es premeditado, he optado por usar la tercera persona para adquirir distancia con respecto a los personajes. Si me voy a la primera, como suelo hacer, acabo dejándome arrastrar por ellos. Un narrador omnisciente era lo ideal en esta ocasión, para que el peso recayese en la historia. Como te decía, creo que están mejor medidas las dosis, que en esta novela se nota el rodaje de haber publicado cinco libros antes. No digo que sea mejor, sino que está claro que conectará con más gente. Aunque están ahí todas mis constantes y mis obsesiones, he hecho algo más comercial, si quieres decirlo así, sin renunciar a mi voz propia.
-El género de misterio es complejo, es muy fácil caer en inconsistencias y errores similares. “El tiempo como enemigo”, sin embargo, no peca de tales debilidades. Utilizas el misterio inicial (el perturbador mensaje que recibe el protagonista) para enganchar al lector hacia otras incógnitas, en un viaje perfectamente hilvanado. La tensión se mantiene durante toda la novela, para alcanzar picos muy efectivos en los momentos clave. Y el uso de cliffhangers es perfecto. ¿Ha sido difícil desarrollar este entramado?
-No quiero ir de sobrado ni pecar de falsa humildad, así que te digo la verdad, sin más: no me resultó complicado. Los elementos de misterio llevaban tiempo en mi cabeza, adquiriendo consistencia. Estaba todo hilvanado antes de sentarme a darle su forma definitiva. Es mi manera de funcionar. Paso mucho más tiempo pensando en lo que voy a contar que escribiendo. Me refiero a tiempo efectivo de escritura, aunque en realidad es todo parte de eso tan pedantillo que llamamos proceso creativo. Vamos, que decir que escribí la novela en un mes y medio es cierto y es mentira a la vez. Es lo que tardé en redactarla, pero me pasé medio año con ella en mente antes de sentarme al teclado. Por eso me hace gracia que a unos escritores se les llene la boca asegurando que pueden escribir una novela en un mes, mientras que otros aseguran que si te lleva menos de un año es porque es mala. Pues oye, dependerá de los mecanismos de funcionamiento de cada uno. Yo escribo poco y rápido porque dedico mucho tiempo a madurar en la cabeza lo que voy a contar, sin tomar notas siquiera.
-A los que te seguimos desde hace años esta obra nos remite a tiempos pasados, más inocentes. «La bruja lusa» es uno de tus relatos más recordados. Hay mucho de ese corto en “El tiempo como enemigo”, ¿verdad?
-Verdad. De hecho, la historia nació de una pregunta que dejé sin respuesta en ese relato. Si bien hay notables diferencias, se pueden considerar incluso lecturas complementarias. Me animé a tirar de ese hilo porque muchos lectores me decían que ahí había material para una novela. Y, de hecho, habría material para un par más, como poco. Pero no las escribiré.
Si alguien no leyó el relato y tiene curiosidad, está incluido en el recopilatorio Piezas desequilibradas, en descarga gratuita (pago social) en el portal Lektu.
-Me satisface poder decir que fui de los primeros en leer esta obra, cuando todavía era un manuscrito. Por entonces tenía otro título, “Lepa dama, lepa belina”, que optaste por cambiar a “El tiempo como enemigo”. ¿Por qué ese cambio?
-El título de esta novela lo cambié media docena de veces. Por primera vez, escribí la historia entera sin tener el título, que es algo que nunca me había pasado. Al final me decanté por este porque me parece el que mejor refleja el espíritu de la novela. Aunque te confesaré que mi intención era titularla “El fantasma y su misterio, y el tiempo como enemigo”. Por suerte, tuve a mi lado a un editor que me echó el freno.
-Esta es tu primera obra tras lo que podría considerarse tu mayor reconocimiento como autor, el Nocte a la mejor novela de terror del año pasado. Ahora que has tenido tiempo para reflexionar y digerir este premio, ¿marca de alguna forma tu futuro como escritor?
-Por lo de pronto, estoy seguro de que no habría firmado con Base si no me hubieran concedido el Nocte, así que ya fue en cierta medida determinante. Pero más allá de eso, es un reconocimiento de los compañeros, una palmadita en la espalda y una dosis de vitaminas para el ego que se metaboliza muy rápido. Echa un vistazo al palmarés de los Nocte del último lustro y saca tus propias conclusiones.
-¿Y a partir de aquí? ¿Qué le espera por el camino al escritor Darío Vilas?
-No tengo ni pajolera idea. En varias ocasiones he dicho que tengo la sensación de que esta novela supondrá un punto de inflexión en mi trayectoria como escritor, pero lo cierto es que es más un pálpito que una certeza. A lo mejor sí, es un punto de inflexión, pero tanto puede ser que me dé ánimo para intentar consolidarme en el género de misterio, como que me entre la neura de no volver a publicar un libro nunca más . A día de hoy estoy igual de cerca de una cosa que de la otra. Cuando lo tenga claro, te lo cuento.