Resulta innegable que, como diría Bob Dylan, los tiempos están cambiando. La estampida de Internet en la sociedad ha llegado a niveles en los que lo inunda todo, colándose en casi todos los sectores y transformándolos. En sucesivos artículos y entrevistas hemos visto que el mundo de la literatura ha sido uno de los que con mayor fuerza han recibido esta influencia. Todos hemos cambiado en mayor o menor medida (y seguiremos haciéndolo): autores, editores, profesionales relacionados y, por supuesto, el lector. Pero falta un actor, uno que todavía no había tenido un lugar en mi sección de entrevistas, y que he reservado para comenzar este nuevo año de charlas: el librero tradicional. Y para ello cuento con la dueña de una librería modesta de Badalona, Mónica Mateo, de Cyber Cómics. ¿Cuál es su punto de vista de todos estos cambios?
·Días difíciles para ser librera, teniendo en cuenta la situación actual del mundo literario y cultural en general. Duele especialmente cada vez que nos llega la noticia de alguna librería carismática que cierra. ¿Cómo os va a vosotros en este sentido?
·Pues como a todos, sobreviviendo. No estamos atravesando una buena época, en ningún sentido, y nuestro sector no es ajeno a ello. Comprar un libro, un cómic se está convirtiendo en un lujo. A este paso seremos auténticas reliquias. Afortunadamente somos una librería con un amplio stock y gracias a ello podemos ir trampeando. Pero la realidad es la que es, no se pueden maquillar números eternamente.
·Sé de buena tinta que algunos ven las librerías como un trabajo calmado donde, dicen, no se arriesga nada porque los libros que no se venden se devuelven a la distribuidora. ¿Es realmente así? ¿A qué complicaciones se enfrenta el librero en el día a día? ¿Cuál es su trabajo además de atender a los clientes?
·Les invito a que se vengan un mes conmigo. ¡Qué digo un mes! Bastaría con una semana en mi librería, en cualquier librería de España, para ver lo que es trabajar “sin arriesgar nada”. Es cierto que con la mayoría de distribuidoras se trabaja con la condición de devolución de género. Pero, ¿no es triste que se limite el tiempo de vida de un cómic o de un libro? Es evidente que no podemos tener a perpetuidad un género, pero si tengo un plazo para vender un producto (que varía entre cuatro meses y un año), limito mucho su visión a los ojos de posibles compradores. Los libreros somos unos expertos en técnicas de mercado. Sabemos colocar estratégicamente nuestros títulos para que, pese a la avalancha de novedades mensuales, puedan tener una exposición digna.
También es cierto que, pese a que otros tantos digan que nos quejamos de vicio, los márgenes de beneficio a los que nos enfrentamos nos obligan a hacer malabares a la hora de poder hacer frente a facturas. Sí, los libreros somos auténticos malabaristas. Hacemos los pedidos con mucho tiempo de antelación por lo que muchas veces tenemos que anteponernos a lo que nuestros clientes puedan querer. Es bien cierto que ahora se hacen muchos pedidos sobre seguro, no podemos arriesgar tanto porque tampoco podemos quedarnos con un stock que haga rebosar nuestro espacio físico.
Y es que además no sólo nos limitamos a vender. Organizamos eventos, charlas, sesiones de firmas… Si, ser librero es una profesión cómoda.
·El auge de Internet y la proliferación de plataformas de venta online vienen a complicarlo todo aún más. Y las grandes superficies siguen ahí, una competencia difícil de igualar. Da la sensación de que todo está en contra de las pequeñas librerías.
·Por supuesto. Mira, las grandes superficies han visto que sus ventas de música y películas han bajado drásticamente. ¿Qué hacen? Incluir lo que sigue vendiéndose. Libros y cómics en cantidad. A la distribuidora le importa poco quién le venda, si Cyber Cómics, El Tajo Alemán o la Chabola del Lector. La cuestión es vender, y si a ellas les venden más ejemplares esas grandes superficies, pues les sirven más cantidades. Pero el servicio que ofrecemos las librerías pequeñas es mucho más especializado.
Pero sí, creo que en un futuro no muy lejano, las librerías habremos desaparecido en nuestra totalidad. Las que queden en pie serán lugares mágicos de peregrinación para los que amamos los cómics y libros. ¿Podemos hacer un mecenazgo para apadrinar libreros?(risas)
·¿Qué es lo que puede ofrecer una librería de barrio para luchar contra estos rivales tan, a priori, superiores? ¿Qué es lo que ofrecéis vosotros?
·El trato. Ya. No hay más que podamos ofrecer. Te aconsejamos, te cuidamos, te queremos… pero ya no hay más. No tenemos sillones dónde leer las novedades. Nuestros libros son nuevos, no están manoseados ni leídos. No vendemos libretas, bolígrafos, lavadoras, neveras… ni siquiera un miserable café. Pero te aconsejamos, te cuidamos, te queremos. Nuestros libros no están deteriorados, acatamos condiciones de venta y devolución. La diferencia básica es el trato. Y que somos libreros.
·Del mismo modo que parece necesario que los productores de libros (autores y editores, especialmente) nos adaptemos a la nueva realidad digital, también los que ofrecéis nuestras obras al lector debáis hacerlo. ¿Cómo aprovecháis en Cyber Cómics las opciones que brinda Internet? ¿Resultan realmente efectivas?
·No lo sé, de momento sigo siendo muy reacia. El día que cambie de opinión podré responder a esta pregunta.
·Hay diversas voces que aseguran que la crisis del sector del libro está haciendo que las editoriales vayan a lo seguro, o sea, a publicar el mismo tipo de libro que el superventas de turno. En Cyber Cómics estáis especializados en literatura fantástica (además de cómics y merchandising relacionado). ¿Apreciáis esta estrategia en los libros que vendes en tu local? ¿Está lleno de clones de “Canción de hielo y fuego” y “Los juegos del hambre”?
·Bueno, ahí entra también el criterio del librero. Yo creo que todo librero sabe lo que realmente quiere su clientela y por ello apostamos. Hay muchos títulos, por suerte la variedad es amplia, pero también es cierto que se publica mucha paja. En nuestro local, con sus limitaciones físicas, traemos títulos que nos ofertan y que creemos que se ajustan con los gustos que nos demandan.
·Otro debate habitual es el de los autores extranjeros y los nacionales. A nivel de tus clientes, ¿qué vende más?
·La eterna “rivalidad” (risas). A nivel cómic y en cuanto a ejemplares vendidos, el autor americano gana por goleada. Pero es que es mucho más económico un cómic de 24 páginas de grapa. Se sitúa en torno a los dos euros. Por lo que cuesta un cómic de autor nacional en tapa dura, se compran varias colecciones americanas. Y en cuanto a libro… pues español. Pero es que nosotros siempre hemos apostado por editoriales nacionales. Es lo que nos diferencia de las grandes superficies. Allí encuentras “de todo” y en la nuestra de lo que buscas.
·Hablemos de ese tema que tantas pasiones despierta: la piratería. Existen dos premisas principales al respecto: que la piratería no perjudica a las ventas (incluso las promueve) y la contraria. Como librera, ¿qué opinas tú?
·¿Puedo no responder? (risas). No todos son Neil Gaiman. Piratear un e-book por 0.90 céntimos de euro…creo que con eso ya contesto.
·Lo polémica en torno a la piratería se fundamenta en diversos factores (de manera interesada o no), siendo uno de los más mencionados el precio del libro (en nuestro caso, el ejemplar en papel). Existe la convicción casi generalizada de que los libros son caros, que podrían ser más baratos y que la culpa es de los muchos eslabones que tiene la cadena (autor, editor, distribuidor y librero). ¿Qué piensas de esto? ¿En lo que al librero respecta, existe margen para rebajar el precio del libro?
·Si lo rebajo más, regalo el libro. Mira, en esto se tendría que pronunciar la editorial que es quien tiene los derechos del libro. Ellos ponen el precio final. Al autor se le paga poquísimo (si se le paga). Al distribuidor se le hace un tanto por ciento de descuento. A nosotros, el distribuidor de SU porcentaje, nos hace un 30-35%.
¿Quién maneja realmente los precios?. Yo no, seguro. A mí me indican un precio y yo marco los libros. Puedo hacer un 5% de descuento, como me marca la ley, en ciertas ocasiones (como Ferias del Libro) pero no debo bajar de ahí. Si el libro está descatalogado, es decir que es bastante improbable que se encuentre disponible en librerías, sí podemos poner el precio que creamos conveniente.