Artículo Historia, Lerna. El legado del minotauro

La realidad histórica tras «Lerna. El legado del minotauro» – 6

6- Cnosos, la Casa de la Doble Hacha

El primigenio y anodino relato que escribí hace casi quince años acerca de Partolón se vio enriquecido en todos los sentidos con la inclusión de la cultura minoica en la ecuación. Ahora contaba con un escenario de inicio fabuloso y completamente histórico, el Palacio de Cnosos, sobre el que pude documentarme a placer ya que existen numerosos estudios al respecto y no pocas evidencias arqueológicas. Hoy hablaremos un poco sobre este maravilloso emplazamiento.

Pórtico de Cnosos

El descubridor de Cnosos

El palacio de Cnosos, situado al norte de Creta, es sin duda la construcción más importante de la cultura minoica (junto, quizás, con la ciudad de Akrotiri, de la que hablaré más adelante). El yacimiento actual fue descubierto por el arqueólogo británico Arthur Evans a principios del siglo XX, quien además acuñó el término «minoico» en referencia al mito clásico del rey Minos. Pŕacticamente fue Evans quien plantó las bases académicas en torno a esta cultura, y que todavía hoy siguen los expertos. Entre sus hallazgos también estaban las tablillas con las escrituras que bautizaría como Lineal A (de origen minoico y aún por descifrar) y Lineal B (un primitivo idioma pre-helénico utilizado por los micénicos). Estableció además un sistema cronológico para la prehistoria del Egeo y por tanto cretense que, aunque ha sido criticado en infinidad de veces, sigue siendo de uso habitual.

Arthur Evans

El palacio de Cnosos, al igual que otros como el de Festos o Hagia Triada, fue levantado en el período conocido como Minoico Medio, entre el 2100 y el 1675 a.C. Sin embargo, un terremoto en torno al 1700 a.C. destruyó gran parte del enorme complejo («El Infausto Temblor» en mi novela) y tuvo que ser reconstruido. Y fue este nuevo edificio el que descubrió Evans.

Una obra magna

La superficie de Cnosos se extiende unos 17.000 metros cuadrados sobre una elevación. En su parte occidental y hacia el sur está delimitado por un muro, pero nunca se ha hallado ni el menor indicio de ningún tipo de muralla defensiva (al igual que tampoco armas, salvo de carácter ceremonial). Es lógico creer por tanto que la sociedad minoica no estaba militarizada, a diferencia de lo que ocurría en el continente y el resto del Egeo. La estampa del edificio durante su apogeo debía ser impresionante, todo un espectáculo para los visitantes, tal y como narro en detalle en mi novela.

Fresco del príncipe de los lirios

Es más, utilicé cuantas referencias arqueológicas pude para plasmar personajes y escenas de «Lerna. El legado del minotauro». Por ejemplo, cuando el príncipe Tríome le comenta a su hermano Starn el deseo de crear un mural con su supuesta hazaña contra el gran toro salvaje, estoy basándome en una pintura que existe de verdad. Se puede contemplar una reconstrucción parcial justo en el mismo lugar que menciona el personaje (ver foto del pórtico de Cnosos más arriba). Del mismo modo, la cacería de Tríome toma algunos elementos del séptimo trabajo de Heracles, la captura del Toro de Creta, al igual que la procesión posterior es una escenificación del famoso fresco «El príncipe de los lirios», en cuya pintura me basé para el aspecto de Partolón. Sí, el individuo que veis en la imagen de vuestra derecha es uno de los protagonistas de la novela. Y, por supuesto, la danza de Lerna frente al toro se basa también en las pinturas halladas en el yacimiento de Cnosos.

Fresco del salto del toro


No ahondaré en más descripciones para no estropear la experiencia lectora de mi libro, pero sí reseñaré un elemento arquitectónico clave situada en lo más alto de las cornisas del palacio: los cuernos de consagración, cuya forma es idéntica a la labrys, la representación de las hachas dobles tradicionales de la cultura minoica y asociadas al sacrificio del toro que Poseidón entregó al rey Minos. Un arma ritual que entre los minoicos siempre era portada por las mujeres y jamás por los varones.
¿Por qué es tan importante la labrys? Porque es un símbolo que no solo encontramos como herramienta sagrada o decoración en Cnosos, sino también en cierta terminología de uno de sus mitos clave: el laberinto. No hace falta ser muy inteligente para advertir la semejanza entre labrys y labyrinthos. Según Plutarco, la palabra labrys es de origen lidio y significa «doble hacha», en referencia a un arma simbólica que, en realidad, aparece en diversas culturas antiguas. Sin embargo, y aquí está lo interesante, dicho término fue hallado en una inscripción micénica en Lineal B anterior a la aparición del reino de Lidia (en torno al 1300 a.C.) con la forma de la expresión primigenia «da-pu2-ri-to-jo po-ti-ni-ja», traducido como «la señora del laberinto». Muchos historiadores, incluido Arthur Evans, pensaban que «da-pu2-ri-to-jo» (laberinto) estaba relacionada con la labrys lidia, por lo que esta palabra sería como poco micénica y probablemente minoica. Tiene todo el sentido ya que los micénicos que ocuparon la isla heredaron la cultura minoica.
Es posible que esta «señora del laberinto» hiciera referencia a la diosa madre que recibió culto en Creta, como hemos comentado antes. Otra posibilidad es que esa «señora del laberinto» apunte a la reina del palacio (y esposa del Minos), teoría que he elegido para mi novela.
¿Pero qué quiere decir «laberinto» en realidad? No desde luego lo que hoy asociamos a esa palabra, significado que quizás con el tiempo adquiriría debido a que el palacio de Cnosos era un lugar enorme, de salas intrincadas y pasillos «laberínticos». La expresión «señora del laberinto» hace referencia a un ente (la señora) y un lugar (el laberinto). Si ya hemos dicho que labrys significa «hacha doble», labyrinthos bien podía ser «casa de la doble hacha», tal y como piensan diversos estudiosos (otros no están tan seguros). Así pues, es muy posible que labyrinthos sea el nombre antiguo de Cnosos.
La Casa de la Doble Hacha.

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