Aníbal Barca es un personaje de leyenda, carne de multitud de novelas porque no ha habido otro igual en la Historia. Yo mismo lo he convertido en personaje de dos de mis novelas. Mucho hemos fabulado sobre él, cuando en realidad sabemos muy poco directamente. ¿Podemos confiar en las fuentes clásicas, teniendo en cuenta que fueron escritas por sus enemigos, o los afines a estos? En parte, sí. Porque aunque Livio, Polibio o Cicerón hablaran de un Aníbal cruel, de la lectura de sus textos se desprende una obligada admiración por sus hazañas. ¿De qué otro modo podía ser? Tal y como narro en «Leones de Aníbal», mi tercera novela, aquel hombre se enfrentó a lo impensable: atravesó la península ibérica, el sur de la Galia y los impracticables Alpes para plantarse en el patio trasero de Roma y poner a la república contra las cuerdas. Sigue leyendo