Artículo Historia, Lerna. El legado del minotauro

La realidad histórica tras «Lerna. El legado del minotauro» – 4

4- La Edad de Bronce: el inicio de las grandes civilizaciones

¿Por qué resultaba tan complicado ubicar el mito de Partolón dentro de un contexto histórico completamente real? Ese era el principal dilema al que me enfrenté durante la concepción de «Lerna. El legado del minotauro». Y no tuvo una resolución sencilla.

Las fuentes escritas

En primer lugar hablamos de una mitología que se pierde en el tiempo y que, en origen, nunca fue registrada. La escritura era una herramienta de uso muy reservado en la antigua Irlanda, limitada a los druidas, y nunca fue utilizada para documentar su historia. Según Robert Graves, la escritura ogámica (alfabeto propio de la cultura irlandesa antigua) nunca fue usada en inscripciones públicas hasta que el druidismo empezó a decaer. Por tanto, todas sus leyendas sobrevivían al paso de los años a través de la tradición oral, lo cual inevitablemente desvirtuaría la historia inicial. Es lógico pensar que lo que nos ha llegado es muy distinto a las primeras versiones de las invasiones de Irlanda.
¿Cuándo nació el mito? No podemos saberlo pues no existe fuente alguna que lo acredite. Sólo contamos con los textos escritos por los monjes escribanos cristianos. A su llegada a la Tierra Esmeralda se encontraron con una mitología que ya había sufrido profundos cambios a través de los siglos, a los que ellos mismos añadieron otros nuevos. Los manuscritos que forman el «Libro de las Invasiones» fueron reinterpretados para adecuarse a la tradición y mitología judeocristiana. Están plagados de referencias a hechos bíblicos que, obviamente, no formaban parte de unas leyendas que habían surgido en una tierra que no conocía al nuevo dios único. No olvidemos que Irlanda ni siquiera contó con presencia romana, a diferencia de Inglaterra.
Sin embargo, es precisamente esta nueva manipulación la que nos ofrece una de las pocas fechas de las que disponemos para situar las vivencias de Partolón. Pues los amanuenses nos dicen que este llegó a Irlanda trescientos años después del Diluvio Universal, desde una Sicilia ocupada por los griegos. Atención a la mención de Sicilia y los griegos, porque resulta vital y condicionante. Según la correspondencia entre la tradición judeocristiana y el calendario gregoriano actual, dicha época nos llevaría al 1288 a.C.
O, lo que es lo mismo… la Edad del Bronce.

Incoherencias históricas

La Edad del Bronce. La cuna de las grandes civilizaciones, el momento en que la Humanidad se asentaba de manera definitiva como criatura predominantemente sedentaria. Entre esos grandes pueblos estaban los sumerios, los hititas o, por supuesto, los egipcios. Y, en nuestra península ibérica, las comunidades de la asombrosa cultura argárica.
Tenía al fin una fecha sobre la que empezar a trabajar, aunque por desgracia la mención a Sicilia choca frontalmente con dicha cronología. Pues, en aquel momento histórico (coincidente más o menos con la guerra de Troya), la civilización griega no existía como tal. Esta concepción sería muy posterior, lo que teníamos entonces era una serie de pueblos independientes que, a lo sumo, disponían de una cultura similar (lo cuál me recuerda a mis queridos íberos). Existían, por tanto, los dánaos, los argivos o los aqueos (también llamados micénicos). Y desde luego ninguno de estos había llegado a Sicilia para colonizarla, que por entonces estaba ocupado por los sículos y los sicanos.

Grecia en los relatos de Homero


Ni siquiera los egipcios, más preocupados en recorrer el Nilo que el Mediterráneo, habían llegado a aquella isla y mucho menos a otra mucho más lejana, Irlanda. Su flota estaba construida para moverse por su gran río o, como mucho, por la ruta comercial que lo comunicaba con Siria, Anatolia y Mesopotamia, la vía Maris (originalmente conocida como Ruta de los Filisteos). Practicaban la navegación de cabotaje, y por tanto sus buques marítimos jamás habrían podido enfrentarse a las turbulentas aguas del Atlántico.
Pero, ¿y si ya hubiese existido una civilización con la capacidad para algo así? Bastaba con mirar un poco más atrás, apenas unos trescientos años para encontrarse con una cultura respetada y admirada por su poderío. Tan avanzada como la egipcia, quizás más.
La Creta del Rey Minos.

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