La Real Academia de la Lengua Española define el verbo “debatir” como el acto de “discutir un tema con opiniones diferentes”. En ocasiones, los interlocutores realizan un ejercicio de argumentación del que se puede aprender mucho. Pero también existe quien se deja llevar por consignas prefabricadas por otros, sin aportar argumentos razonados por sí mismo. Mantras inamovibles que se recitan de memoria especialmente en temas mediáticos. Y, en el mundo literario, hay pocos temas que levantan tantas pasiones como el de la piratería. En este artículo he querido recopilar esos lemas que no pueden faltar en ninguna discusión sobre las descargas de contenido protegido en el mundo del libro. ¿Qué alegan los defensores de dicha práctica?
Es que los libros son caros
Es la consigna estrella de los defensores de las descargas, y no necesita explicación. Ya le dediqué una serie de artículos en esta misma web, “¿Son caros los libros?”, donde mediante datos objetivos demostré que el precio del libro en papel no podía ser menor, al menos en el actual sistema. Planteé que los márgenes de beneficios en que se movía la publicación de un libro apenas superaban los costes de producción y distribución. Por mucho que al lector se lo pueda parecer, los números contradicen esa percepción. El precio del libro es el que permiten sus costes, ni más ni menos.
De cualquier modo, aun en el caso de que un libro fuera un producto realmente caro, ¿nos da eso derecho a conseguirlo por medios reprobables? El alquiler de una casa también podría considerarse alto, o un coche nuevo. Pero no por ello nos convertimos en okupas o nos llevamos del concesionario ese vehículo. Y podríamos alegar que hablamos de conceptos mucho más básicos, como es el derecho a la vivienda o la necesidad de transporte. Como consumidores, tenemos derecho a no comprar aquello que nos parezca caro, pero no a cogerlo por la cara.
Es que la edición en ebook debería ser mucho más barata
Lo es, y vamos a comprobarlo con datos. Tomaremos un ejemplo extremo: la más reciente novela de mi paisano Santiago Posteguillo, “La Legión Perdida”, una novedad muy esperada y que ya está entre las más vendidas. Su precio en papel en Amazon es de 21,76 €, en tapa dura. Pero en ebook vemos que cuesta 12,34€.
Parece mucho dinero, ¿verdad? Sobre todo porque el ebook es un archivo digital, no un objeto material como el libro en papel. Pero resulta que estamos hablando de una reducción en el precio de casi el 50%. Esta diferencia es la que corresponde al ahorro que ocasiona el trabajo de impresión, los costes de material y distribución, o sea, lo que se refiere al producto tangible. Los demás costes siguen inalterables: tal vez no exista una librería física, pero Amazon también se lleva su porcentaje. Del mismo modo, la edición digital está corregida, maquetada y tiene una portada, al igual que la de papel. No importa si se beneficia del trabajo ya hecho para la edición original, el lector sigue comprando una obra con dichos elementos; no recibe un producto menos elaborado, por lo que esos conceptos tiene que seguir pagándolos, sin importar que ya estén amortizados (que ese trabajo esté bien hecho o no, es tema de otro debate). Finalmente, está el porcentaje del autor y los beneficios para que la publicación tenga sentido para la editorial (nadie trabaja solo para cubrir costes). Por tanto, el ahorro al comprar esta obra en formato digital es justo y coherente con su precio en papel.
Pero es que podemos ir más allá: resulta que ese precio es una rareza. Si vemos el top de ebooks más vendidos de Amazon, encontraremos que la mayoría de obras a la venta está muy lejos de esas cifras: de los veinte primeros, solo tres sobrepasan los diez euros (la lista se actualiza cada hora, pero las variaciones al respecto son mínimas). Estas excepciones corresponden a autores consagrados cuyo caché es más alto, y por tanto también sus royalties por copia vendida. Sea como sea, la variedad de precios es grande, con abundancia en títulos de menos de cuatro euros, tendencia a la baja que aumenta conforme descendemos puestos en la lista. Tenemos pues dónde elegir.
Así que la consigna de que los ebooks son caros en comparación con su versión en papel es, como queda demostrado, una falacia.
Hasta aquí la primera parte de este artículo. En las próximas entregas, nos adentraremos en el manido recurso de la cultura libre o el tan cacareado lema de que Internet es compartir.