En el anterior capítulo de la serie hablábamos del manuscrito, piedra angular gracias a la cual una editorial tomará la decisión definitiva a la hora de ofrecerte un contrato de publicación. Sin embargo, y dependiendo de las costumbres de cada editorial, es posible que te pidan también un documento complementario: la propuesta editorial. Hoy os hablaré de este apoyo fundamental para el manuscrito.
No todas las editoriales te exigirán la elaboración de este documento. Entre las pequeñas e incluso las medianas (donde suele haber un contacto más cercano con el autor) no es tan habitual, y en cambio en los grandes sellos suele ser un requisito (aunque, si cuentas con un agente literario, probablemente sea él quien lo elabore). En cualquier caso, te lo pidan o no, es aconsejable remitirlo, porque da un plus de profesionalidad muy apreciado.
¿Pero qué es la propuesta editorial? Ni más ni menos que un análisis de tu obra y de su potencial comercial. Nunca olvidemos que las editoriales son negocios y buscan inversiones que puedan ser amortizadas. Resulta obvio que todas ellas harán sus propias cábalas, pero que un autor les muestre el camino es siempre muy apreciado. Se trata de vender nuestra novela, y eso requiere un proceso de investigación bien elaborado. Hay que buscar los puntos fuertes de la obra y relacionarlos con el mundo del libro, con las tendencias de los lectores, con casos de éxito, con posibilidades futuras o incluso con modas que queden fuera del ámbito literario. De algún modo es una versión ampliada de la carta de presentación, que podríamos basar en estas características esenciales:
·Demuestra que conoces a tu público objetivo. Imaginemos que has escrito una space opera, una novela de aventuras de ciencia ficción que transcurre en escenarios galácticos. Y sabemos que dentro de muy poco se estrenará la nueva saga de Star Wars. Ese es un dato que podemos utilizar: estamos en disposición de decirle a la editorial que nuestra novela puede aprovecharse del más que presumible éxito de esta película, y atraer a sus aficionados. Todo fan de estas películas se mostrará más abierto a un material similar, y será tu público potencial. Hazlo extensivo también otro tipo de información de mercado: qué tipo de lector es el de tu novela; a qué edades va dirigido; a quien puede interesar más (hombres o mujeres) y por qué eso es una ventaja…
·Utiliza los datos oficiales a tu alcance. También podemos acudir a los informes oficiales de los distintos organismos relacionados con los libros, los cuáles suelen tener una validez contrastada y nos revelarán como autores bien informados de la realidad editorial. Por ejemplo, para defender nuestra novela erótica, podemos (y deberíamos) ofrecer un jugoso dato ofrecido en el informe “El sector del libro en España 2012-2014” (realizado por el Observatorio de la Lectura y el Libro, órgano dependiente del Ministerio de Cultura): que este subgénero literario ha aumentado su facturación en nada más y nada menos que un 2774% en el período entre 2011 y 2012. Ese es un dato que derrite a cualquier inversor, y eso es precisamente lo que es un editor.
·Busca puntos en común con los superventas. Ni qué decir tiene que una jugada efectiva es la comparación con otros libros, especialmente los más vendidos. Ten en cuenta que las editoriales buscan encontrar a la nueva María Dueñas, al próximo Juan Gómez-Jurado o al siguiente Blue Jeans. ¿Tu novela trata sobre las aventuras de un soldado romano que sigue a Escipión el Africano? Pues muéstrale al editor los puntos en común con la trilogía de Santiago Posteguillo. Ojo: no se trata de que como escritores nos rindamos a las modas, ni que enfoquemos la creación de nuestras obras a copiar historias ya ganadoras. En absoluto. Pero si tu novela tiene similitudes con un bestseller, ¿por qué no vamos a señalarlo?
·Pero nunca te olvides de señalar qué te hace original. Si le decimos al lector que nuestra novela es idéntica a la última obra de George R.R. Martin, este siempre preferirá al original, que ya es un peso pesado literario (nunca mejor dicho). Pero si aportas algo distinto, si tu enfoque es diferente, si hay algo que te puede hacer destacar, no dudes en decirlo. Esta vez me utilizaré a mí como ejemplo: mi primera novela, “El espíritu del lince”, retrataba una época ya muy vista en la literatura (los años anteriores a la Segunda Guerra Púnica); sin embargo, prácticamente ningún autor la había contado a través de los ojos de un guerrero íbero, ni nadie había presentado la sociedad de los íberos con tanto detalle. Eso es lo que hay que destacar por encima de todo.
·Explica qué puedes aportar en materia de promoción. En el contexto de la industria editorial actual, las editoriales cada vez disponen de un presupuesto más reducido para la promoción. Por tanto, si les ofreces alguna facilidad en ese aspecto, tendrás puntos extra. Tal vez tengas una web que recibe un montón de visitas (¡ups, me habéis pillado!), quizás colabores con algún periódico o programa de radio que pueda apoyarte en la difusión de la obra, o es posible que tengas contactos en algún medio. Si te han hecho entrevistas con anteriores obras (aunque estos artículos van dirigidos a escritores noveles), no dudes en señalar aquellas que te dejan en mejor lugar. Y si conoces a algún escritor de renombre, pídele que te haga una breve reseña o un comentario positivo de la obra. Dale esos datos a la editorial, muéstrale que eres una apuesta sólida también como personaje público.
Sin duda, un buen editor ya conocerá muchos de estos datos, pero el que tú se los estés proporcionando le envía un mensaje alto y claro: sabes de lo que hablas, te has preocupado de conocer el mundillo. Eres un autor serio y profesional. Obviamente nunca debes parecer presuntuoso ni pretender dar lecciones, porque lo más probable es que ese editor sepa mucho mejor que tú las complejidades de la industria editorial. Al fin y al cabo, trabaja en ello a tiempo completo. Tampoco debes mentir. Esto es como un currículo: maquillar, sí; llevar los datos a tu terreno, también; falsear, jamás.
Y se acerca la conclusión de la serie. El próximo artículo será el último, y servirá para recapitular, sacar conclusiones y ofrecer unas recomendaciones finales.