Poco puedo decir que no haya dicho ya del protagonista de la entrevista de hoy. Hace mucho tiempo que vengo hablando de él, haciéndome eco de las noticias del escritor vigués Darío Vilas. Un autor al que admiro en lo literario y en lo personal. Un autor al que al fin, gracias a su reciente Premio Nocte a la mejor novela nacional de terror, se le reconoce de manera más o menos oficial lo que hace tiempo llevamos diciendo muchos: que es uno de los escritores de su generación con mayor talento. De este premio y de algunas cosas más he charlado con él.
·Al fin se ha roto tu famosa maldición del “eterno finalista”. Más allá de la obvia alegría, ¿que le aporta a Darío Vilas este galardón?
·Una figurita muy chula que va a decorar la estantería que tengo frente a mi escritorio y un plus de motivación después de un año de incertidumbres, funcionando a medio gas. Al fin y al cabo, es un reconocimiento de los compañeros escritores, así que su aportación es sobre todo anímica.
·Y el Nocte ha llegado con una de tus obras más inclasificables, “El hombre que nunca sacrificaba a las gallinas viejas”… Bueno, no, la verdad es que todas tus obras son inclasificables. ¿Qué crees que ha cautivado a los votantes para que la hayan elegido como mejor novela de terror, siendo como es una historia tan alejada de cualquier convencionalismo?
·Supongo que eso mismo. El terror nacional está en constante búsqueda de una señas de identidad propias (cuando quizás la diversidad sea la característica más evidente). Lo de imitar las fórmulas de autores foráneos está obsoleto, en el fondo nadie quiere al Stephen King español. King es King, aquí hay que establecer referentes propios o simplemente disfrutar de esa variedad de la que te hablaba.
Gallinas Viejas es una obra muy personal que navega entre el terror, el género negro y el realismo sucio. Es oscura, visceral, metaliteraria y está trufada de guiños y referencias… Que no, no tengo ni puta idea de qué es lo que les gustó, para qué engañarnos.
·Como decía, tus libros e incluso tus relatos suelen apartarse de lo que podríamos calificar como “comercial”. Parece que te gusta remar con la corriente en contra…
·No creas, hay una parte de mí a la que le gustaría tirar de vena pragmática, redactar novelas tochotas, eficaces a efectos comerciales, y vender. Lo malo es que eso es imposible, primero porque no me sale así cuando me siento a escribir, y segundo porque el mercado del libro en España es impredecible, así que igual me da por ponerme con una saga de zombis y me sale el tiro por la culata… Ah, espera, que ya lo hice. Pues eso.
·Gracias a este Premio Nocte, “El hombre que nunca sacrificaba a las gallinas viejas” probablemente se convierta en tu obra más destacada a nivel de visibilidad. ¿Hay más planes para Marquitos Laguna (el protagonista de la novela)?
·No, qué va, planes no. Ese personaje apareció, antes de la novela, en cinco relatos y un micro que incluí en Absurdario, mi última publicación. También tiene una aparición como “estrella invitada” en un prólogo que acabo de entregar para la novela de un compañero. No descarto nada, porque igual un día me estoy duchando y me asalta una idea para retomarlo. Sería absurdo desecharla porque me haya propuesto terminar su ciclo en Gallinas Viejas, ¿no crees? Pero planes no hay.
·Para colmo (y envidia del resto de tus compañeros, entre los que me encuentro), resulta que eres un autor que influencia a otros. El universo que ayudaste creaste en torno a la isla de Simetría ha sido adoptado por otros autores, como José Luis Cantos, que pronto estrenará su propia novela ambientada en dicha ciudad imaginaria, “Telaraña”. Eres una especie de Lovecraft, creando mundos para que otros autores los exploren.
·Sería injustísimo colgarme esa medalla. Simetría es una creación colectiva, bien lo sabes (estimados lectores, Javier Pellicer participó en su gestación, hace como siete años). Por las circunstancias, al final fuimos Rafa Rubio y yo los que parimos la primera obra ambientada en la isla, y yo en concreto el que más la exploté hasta la fecha. Así que no soy más que un autor que aprovechó un filón y que fue animando a otros a seguir por esa senda.
Sobre la novela de José Luis… Uf, no sé qué decirte, JL hizo suya la isla por completo, ya es tan padre de la criatura como Rafa o yo. Creo que su debut como novelista va a asombrar a muchos, y me alegra haber contribuido de algún modo.
·También fuiste editor de la desgraciadamente ya desparecida DH Ediciones (para que luego digan que los editores se forran). ¿Qué aprendiste de aquella etapa?
·Que antes de abrir la bocaza hay que conocer la realidad de una industria desde todos sus frentes. Luego si eso estás legitimado para opinar. Lo cierto es que yo no me atrevo a cuestionar a ningún editor ni habiendo estado de ese lado de la literatura. Sería muy osado, cada uno conoce su realidad y nada más. Por suerte, puedo decir que DH Ediciones cesó porque las personas que estábamos al frente, Senén Lozano y yo, teníamos otros frentes abiertos y no podíamos involucrarnos con el sello en la medida que exigía para salir adelante. Pero no palmamos ni un euro y hasta ganamos algo de pasta, así que fue una experiencia positiva a todos los niveles.
·Una pregunta obligada tratándose de una web que gira en torno a la actualidad del mundo editorial: ¿cómo ves el panorama del libro?
·No, hombre, no me preguntes esto. En fin, ya lo hiciste.
Pues lo veo desde mi casa, con todo lo que eso implica. Tengo muchos libros y sigo comprando más. Espero que haya más personas como yo.
·Escritor, editor, director de una revista y web (Horror Hispano) y ahora también empiezas a dar tus primeros pasos como guionista. Háblame del proyecto “Mom”, que dirige Ferran Brooks y co-guionizas junto al mencionado y al incombustible Juan de Dios Garduño.
·No sé muy bien hasta dónde puedo contar. No voy a molestar a Ferran para preguntarle, así que intentaré darte información sin comprometerme mucho. El cortometraje parte de un relato que escribí para Imperfecta Simetría, la primera antología que parí a pachas con Rafa Rubio (la puesta de largo de la isla que mencioné antes). Ferran lo leyó, le gustó la premisa, la redimensionó por completo, me pasó sus anotaciones con lo que estaba buscando y a partir de ahí redacté el guión completo, que después pasó por la pluma de Juande Garduño (un tío mucho más fajado que yo en el formato) y finalmente retocó el propio Ferran para dejarlo en su versión definitiva. Ahora mismo está en preproducción, ya se han ido mostrando algunas imágenes promocionales desde la página oficial del corto en Facebook, y tiene una pinta impresionante. Por contar algo sobre la historia, se trata de una fábula de terror con la infancia como motivo principal. Y hasta ahí puedo contar.
·Vamos, que si uno quiere vivir de escribir tiene que expandir sus fronteras y no limitarse solo a las novelas. ¿No temes que tantos frentes abiertos pueda quemar la creatividad del autor?
·En absoluto. De hecho, no entiendo cómo alguien puede limitarse a un solo formato y no enloquecer. Mi cabeza es un hervidero, está en constante ebullición, y no todas las ideas encajan en el mismo formato. Suelo dejarme llevar y tocar cualquier palo, aunque ni siquiera lo haya hecho antes. El aprendizaje en sí ya es motivación para probar con algo nuevo.
·Todavía recuerdo aquella primera entrevista que te hice, para la extinta revista Ilike Magazine. Ha llovido bastante desde entonces. ¿Qué ves cuando vuelves la vista atrás? ¿Con qué lección te quedas?
·Veo que no tenía ni puta idea de nada. Pero si miro de un año a esta parte, casi tengo la misma impresión. La lección puede ser que no sabemos nada de nada. Ni sabremos nunca de qué va todo esto.