La polémica parece la compañera eterna de la plataforma más famosa de venta de libros (y otros productos), Amazon. El mundo literario y editorial se ha dividido en dos bandos, en apariencia sin términos medios. «Conmigo o contra mí», parece ser la consigna. ¿Qué panorama se extiende ante tan cruenta guerra?
Los ataques contra la mega empresa de Jeff Bezos se suceden día tras día. Las editoriales han encontrado unos aliados inesperados en los escritores americanos, quienes más están alzando la voz últimamente. El supuesto boicot de Amazon a los libros de ciertos sellos como Hachette (como medida de presión para que aceptara unos nuevos términos de distribución por parte de la corporación afincada en Seattle) ha provocado la ira de los autores de esta y otras editoriales, que ven con preocupación la posibilidad de que sus libros sean vetados por culpa de rencillas que nada tienen que ver con el aspecto creativo de la literatura.
Su última jugada ha sido remitir un libro blanco al Departamento de Justicia, a través de su gremio de autores. Este informe pretende demostrar que Amazon ha incurrido en delitos de monopolio con sus prácticas referentes al boicot a Hachette y otras editoriales afines. En una declaración publicada en Publishers Weekly, el gremio comenta una vez más su preocupación por el hecho de que el mayor minorista de libros del país (la mitad de libros en los EEUU los vende Amazon) esté tratando de perjudicar las obras de determinadas editoriales y autores. Su intención, aseguran, es asegurar que el mercado literario no se vea empañado por tácticas que rompan la justa competencia. Del mismo modo, el gremio de libreros europeos también exigen a la Comisión Europea que inicie una investigación similar, en aras de asegurar que los consumidores tengan acceso a una oferta variada de libros, en cantidad y precios, al mismo tiempo que se protege a los creadores (autores), «transformadores» (editoriales, imprentas), y distribuidores.
Otro escritor, el columnista Jim Hightower, también ha puesto el grito en el cielo con unas declaraciones cuanto menos polémicas. Acusa a Amazon de explotación laboral (lo que no es una novedad), de pretender la destrucción de las empresas locales y de la puesta en escena de un monopolio del libro donde todo pase por sus manos. Para ello, según Hightower, tienta a editoriales y librerías con su inigualable escaparate de millones de compradores, con la intención de que una vez dentro de su sistema pueda imponerles nuevas y severas condiciones.
Amazon, mientras tanto, se defiende con su consigna habitual, alegando que sus todas sus acciones van encaminadas a rebajar los precios de los libros para beneficiar al comprador.
Libreros, editores, autores (salvo los autopublicados)… Los enemigos de Amazon no dejan de aumentar. ¿Exageran todos ellos? ¿Es la política comercial de la plataforma americana tan injusta como aseguran? Son preguntas que solo el tiempo resolverá. Mientras tanto, podéis opinar al respecto.