Es uno de los eternos olvidados, uno de los eslabones más desconocidos de la cadena que conforma el mundo del libro: el agente literario. Resulta curioso, pues en otras artes como la música o el cine el representante siempre ha sido una figura relevante (¿alguien dijo Brian Epstein, el mítico manager de los Beatles?). ¿Por qué en literatura no ocurre lo mismo? Hoy hablaremos de esto y muchas otras cosas con la responsable de una agencia literaria joven pero de la que todo el mundo habla bien (yo incluido, por razones obvias): Déborah Albardonedo, responsable de la Agencia Literaria Albardonedo.
·La principal función de un agente, o al menos la más conocida, es la de colocar las obras de sus autores representados en la editorial más adecuada posible. Teniendo en cuenta la situación del mercado literario no parece que sea una tarea sencilla. Háblanos un poco de cómo operas a la hora de encontrar editorial para una obra.
·Lo primero es conocer adecuadamente la obra que vas a mover, pues no hay editoriales óptimas a priori, sino más adecuadas para cada obra y/o autor. Procedo a hacer una selección de las editoriales candidatas, teniendo en cuenta sus anteriores y próximas publicaciones, y así comienzan las reuniones.
·¿Cuáles son las complicaciones que te sueles encontrar para lograr este primer paso?
·Como bien mencionas, el momento actual no es precisamente idílico. De las reuniones mantenidas en los últimos tiempos de modo más genérico, o más concretamente trabajando en la presentación de una obra específica, puedo sacar múltiples conclusiones, aunque no del todo esclarecedoras: el principal problema al que ahora nos enfrentamos es el riesgo económico; por un lado, los editores buscan temáticas diferentes, obras originales, pero si se salen demasiado de los estereotipos que marcan las tendencias actuales, el riesgo que entraña se puede convertir en un obstáculo. Otro ejemplo, los escritores noveles son un valor en alza, pero un autor con una buena plataforma mediática puede resultar irresistible. Es sumamente difícil teorizar acerca del sector sin evaluar casos concretos. Lo que sí puedo adelantar es que estamos viviendo una etapa crucial, de muchísimos cambios, quizás la más decisiva desde el nacimiento de la imprenta.
·Sin embargo, hay muchos autores que logran publicar sin una agencia respaldándoles. ¿Qué puede ofrecer el agente a estos escritores?
·La labor y los beneficios que un agente puede aportar a un escritor, dependiendo de si éste es novel o consagrado, son muy diferentes, pero desde mi experiencia, siempre positivos. En el momento actual es más fácil que nunca conseguir una publicación, pero también es tremendamente difícil acceder sin un intermediario a una posición de ciertas garantías. El agente literario es un representante de los escritores. De principio a fin, la labor comienza con un cierto asesoramiento de los autores durante su proceso creativo, para, una vez con el manuscrito original en las manos, preocuparse de que sea publicado en las mejores condiciones. Así, tras el proceso editorial se busca la proyección de la obra con posibles reimpresiones y ediciones en otras lenguas y países, además de su transformación en otros formatos, como el cine o la televisión. Al tiempo que gestiono los derechos de autor de una determinada obra me encargo de promocionar lo máximo posible tanto a la obra como al autor, buscando una proyección mediática adecuada que permita al escritor ser conocido y valorado por el lector potencial. Un escritor profesional podría llevar su carrera literaria en su país sin tener necesariamente un agente, sin embargo, en el mercado internacional, desde mi punto de vista, se hace imprescindible la figura del agente literario para la gestión de los derechos de autor.
·Sois el primer filtro profesional que debe pasar un autor antes de enfrentarse cara a cara con la valoración de una editorial. ¿Qué le pides tú a un trabajo literario, para aceptar representar a su creador?
·Lo que a mí me lleva a iniciar el estudio de la representación de un autor es la calidad literaria y viabilidad comercial de su obra en el momento actual y a largo plazo. Hay muchos textos que pueden cumplir esas características, pero sólo unas pocos además te emocionan, y para mí eso es fundamental. Y siempre estoy anhelando esa obra que “revitalice” el panorama literario.
·¿Y al autor? ¿Qué le exiges?
·Lo que me lleva a hacerle una oferta de colaboración a un autor es su calidad personal. Trabajas muchas horas con el escritor y a menudo das tu palabra en su nombre, y para mí es imprescindible poder hacerlo. Además, estamos en un momento en el que la imagen es muy importante.
·Vuestro oficio no se aprende en ninguna universidad o centro. ¿Qué conocimientos crees tú que precisa un agente literario y cómo los adquiere?
·La figura del agente literario es relativamente nueva en el panorama latino, aunque en el mundo anglosajón está plenamente afianzada. No está catalogada como tal en España, aunque recientemente se ha creado ADAL, donde algunas agencias literarias se han agrupado como asociación profesional. En cuanto a requisitos, digamos “académicos”, son necesarios conocimientos jurídicos, contables…, aunque lo más importante a mi modo de ver es un profundo conocimiento de la industria del libro, tanto a nivel nacional como internacional. En cuanto a las cualidades personales, supongo que lo imprescindible es la pasión, y tampoco viene nada mal el don de gentes.
·¿En qué momento se te ocurre abrir tu propia agencia literaria? ¿Qué te motivó a ello?
·Provengo del mundo jurídico, y mis relaciones, tanto profesionales como personales, me vincularon con distintos escritores que me permitieron tomar conciencia del mundo del libro. Comencé a colaborar con algunos de ellos y descubrí una vocación. Poco después fundé la agencia, con el firme convencimiento de acompañar al escritor en todas las fases que implica sacar un libro al mercado.
·Otro agente literario, Guillermo Schavelzon, asegura que una gran editorial puede recibir al año más de 1000 manuscritos para su valoración. ¿Os ocurre lo mismo a las agencias?
·Te puedo decir que estos momentos en la agencia hay 360 manuscritos pendientes de valoración recibidos en los últimos meses.
·Explícanos un poco cuál es el proceso de selección de los autores que representas…
·De las propuestas recibidas, leo personalmente la carta de presentación que el autor hace llegar a la agencia, junto a su CV, sinopsis de la obra y primeras páginas de la misma. Si detecto un posible potencial le solicito la obra completa y pido un informe de lectura, basándome en el cual opto por leer o no el original y procedo a responder al autor. En otras ocasiones, es el autor, con su obra publicada, el que despierta mi interés y decido contactar con él o ella para hacerle una oferta.
·Entre los escritores que están contigo tienes un plantel variado: Teo Palacios, Francisco Narla, Ivan Mourin, José de Cora, Concepción Perea, Manolo Royo, Laura Falcó… Una interesante mezcla de registros. ¿Es difícil luchar por tantos autores a la vez?
·Sin duda, por ello cuando nació la agencia me planteé unos cimientos básicos, y uno de ellos era el tamaño. Hay grandes agencias que gestionan una cartera de autores de varios cientos y a mi parecer, y al de muchos escritores desencantados, el trato con los autores y sus obras se difumina. En estos momentos la agencia representa a 20 autores nacionales y en esas cifras nos seguiremos moviendo para bien o para mal.
·Algunos dicen que si eres un autor novel o sin un nombre conocido no puedes aspirar a un agente literario. ¿Qué opinas de ello?
·En la agencia Albardonedo no es así, y me enorgullecen especialmente los éxitos de los escritores con los que estoy desde el principio cuando todavía no habían publicado o habían editado sus libros en pequeñas editoriales sin apenas repercusión.
·Una breve radiografía del actual mercado literario y editorial, por favor… ¿Está todo tan mal como parece?
·Me gustaría decirte lo contrario, pero no puedo. Ciertamente, como adelantaba en una pregunta anterior, creo firmemente que estamos viviendo el momento más complicado desde que tenemos industria como tal, y eso dicen también los que llevan muchos años en esto y han visto de todo. Creo que se multiplican los frentes contra los que tenemos que lidiar día a día, la crisis económica nacional e internacional es una realidad que no podemos obviar; la llegada de un nuevo modelo, el libro digital, nos tiene fuera de juego desde hace varios años, y lo que ello ha conllevado (millones de descargas ilegales, principal y casi exclusivamente en el territorio latino); la implantación de grandes cadenas comerciales a nivel mundial que venden libros y pretenden ajustar unos precios de mercado que dejan sin posibilidades de competencia a las librerías que cierran sus establecimientos sin solución…; cambios en los hábitos lectores… Sí, sin duda el panorama que tenemos ante nosotros no es nada halagüeño.
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