Entrevistas, Mundo Literario

Una charla con… José Luis Cantos

 

Es un tipo tranquilo, de carácter amable e ideas claras. Uno de esos escritores de “poco ruido y muchas nueces”, que se centra en sus textos y no tanto en el aspecto mediático que empeña esta vocación que algunos, tercos e ingenuos, pretendemos convertir en profesión. José Luis Cantos lleva años metido en esto, creando relatos desde su Murcia y participando en diversas antologías conjuntas (en muchas de las cuáles he tenido el placer de coincidir con él). Pero ahora vuela en solitario, y nos invita a acompañarlo durante un buen trecho.

alt="Jose Luis Cantos, javierpellicerescritor.com"·Te prometo que no voy a preguntarte por tus influencias literarias, José Luis, ni a pedirte que pegues una etiqueta en tus obras.

Y yo te lo agradezco un montón, Javier, porque me cuesta mucho dar con las acertadas. Sobre todo en lo que a las etiquetas se refiere. Se podría decir que empecé escribiendo terror, y que voy evolucionando hacia no-sé-dónde. Toco (o eso dicen los que me leen) fantasía y retrato social, drama y realismo mágico… Me gusta hacer buenos cocktails, vaya.

·Cada autor tiene su génesis, ese momento en el que algo hace “clic” dentro de su cabeza y decide iniciar una andadura literaria dirigida a algo tan difícil como es la profesionalización como escritor. ¿Cuál fue tu momento?

Supongo que ese momento es en realidad, una sucesión de muchos; un largo camino. En mi caso, empecé a verme con posibilidades de publicar cuando empezaron a seleccionarme relatos para antologías como H-Horror, Antología Z, Las crónicas de la Marca del Este o Calabazas en el trastero. Cuando encadené seis o siete publicaciones me di cuenta de que tenía posibilidades… Y en esas estamos.

·Relatos y más relatos. Esos son los primeros pasos que muchos hemos dado en nuestros inicios. Por mi parte he expuesto muchas veces los motivos por los que creo que es positivo iniciar un proceso de aprendizaje literario mediante textos cortos, antes de pasar a la novela larga. ¿Qué opinas tú al respecto?

Pues estoy plenamente de acuerdo. Aunque en mi caso no es una actitud premeditada, sino un proceso autoimpuesto por mis propias limitaciones. Hasta hace bien poco -y salvo alguna excepción sonrojante guardada bajo llave en un cajón- era completamente incapaz de escribir una novela. Mi producción se limitaba a relatos, más cortos o más largos, pero nunca nada que superara la difusa línea entre relato largo y la novela. De hecho, hasta llegué a pensar que no sería capaz de escribir algo tan largo. Pero la verdad es que el momento llega, o llega la idea que no te permite comprimirla en 10.000 palabras, y te pide 70.000. A día de hoy ando intentando colocar mi primera novela, y estoy escribiendo la segunda, y ese “callo” necesario para enfrentarse a una narración larga lo he ganado a base de escribir relatos, de eso no tengo ninguna duda. No creo que sea el camino que todos los autores deberían seguir, es el que he seguido yo.

·Tu primera publicación en solitario fue extraña y original en todos los aspectos. “El ojo en la cerradura” fue una antología de microrrelatos que solo apareció en formato electrónico, gracias a Ediciones Cruciforme. Lo más curioso fue que, a pesar de venderse como ebook, tenía una tirada limitada de descargas, agotada la cual la obra quedó liberada para que cualquiera pudiera conseguirla gratuitamente. ¿Qué te hizo aceptar un proyecto tan novedoso y alejado de lo convencional?

La respuesta es Santiago Exímeno, un autor al que considero referente dentro de la microficción y que se mostró interesado de inmediato en mi antología. Ediciones del Cruciforme, por espíritu y mecánica de trabajo, me pareció una plataforma idónea para El ojo en la cerradura. Cuando Santi me informó del método de publicación (la tirada limitada de descargas antes de liberar la obra) también me quedé un poco sorprendido. Pronto comprendí el encanto que encerraba el que la obra, una vez agotada su tirada, se ofreciera de manera gratuita tanto en la página de la editorial como en la plataforma Lektu. Me parece una forma muy noble de entender la microficción: sacarle partido a la obra y luego ofrecerla de manera gratuita y legal a quien quiera acercarse a ella. Define a la perfección a Eximeno y su editorial.

alt="relicario para insomnes, jose luis cantos, javierpellicerescritor.com"·Y ahora vuelves con una publicación más tradicional, editorialmente hablando. “Relicario para insomnes” nace de la mano de una editorial pequeña pero con una reputación excelente en cuanto a sus criterios de publicación, Saco de Huesos. ¿Qué tal el cambio?

Bien, muy bien. El ojo fue como echar a volar y Relicario es como: vale, ahora toca agitar las alas. Por otro lado, aunque El ojo en la cerradura llegó primero, Relicario para insomnes fue concebida antes, pero costó más encontrarle editorial. Estoy muy contento, es indescriptible la sensación de ver tu trabajo plasmado en papel, y creo que Saco de Huesos es la editorial perfecta para la obra.

·Creo que es hora de hablar de la antología en sí. Diecinueve relatos conforman el libro, según tú mismo has afirmado, de distintas épocas. ¿Ha supuesto esto un problema a la hora de hacer la selección? La manera de escribir de un autor evoluciona y cambia mucho a lo largo de los años, a veces incluso de los meses.

Sí, sí que varía, y creo que esas variaciones se ven perfectamente en la antología. Aun así, me parece una antología bastante compensada. Es cierto que podría haber dejado fuera los relatos más antiguos, como “Ella”, “Hannah” o “Naraka”. Pero se trata de mi primera publicación en papel, una panorámica de mi trayectoria hasta hoy, por eso me parecía indispensable que esos relatos, que fueron de los primeros que logré colar en publicaciones profesionales, estuvieran presentes. Es cierto que en ellos se ve, quizás, un estilo menos depurado que en otros más actuales, pero también es verdad que tienen una esencia distinta al resto, ese ímpetu pueril de los primeros relatos que se va domando con el paso del tiempo, para bien y para mal. Así que problema, ninguno. Es un grandes éxitos, y tienen que estar presentes mis mejores canciones, las que tocaba en un garaje y las que ahora suenan en CD.

·“Insomnio” es el primer relato de la antología, y “El rey de los insomnes” el último (y el que presumo incitó el título de la obra). ¿Un círculo que se cierra?

Pues en realidad fue al revés, fue el título de la obra el que incitó el título del relato, “El rey de los insomnes”. De hecho, ese relato no estaba incluido en el primer borrador de la compilación. Lo escribí durante la fase de corrección, exclusivamente para la antología y en detrimento de otro relato, “Matar al duende”, que al final se quedó fuera. La idea de ambos textos es básicamente la misma, pero expresada de otra forma, una suerte de versión 2.0. Lo hice para darle más sensación de conjunto a la antología, para cerrar el círculo de esa primera etapa como autor. Cerrarlo, y empezar otro, claro.

·Supongo que para un escritor es imposible no sentirse identificado con “El rey de los insomnes”. Destaco una frase, si me lo permites: “Él veía fuegos artificiales, y cuando los traspasó al ordenador solo había líneas, líneas rectas que no discurrían por los caminos que él había trazado”. Si nos dieran una moneda por cada vez que nos ha ocurrido esto…

Buf, ya te digo. Cuanto más me muevo por este mundillo más me doy cuenta de que todas esas dudas e inseguridades, todas esas frustraciones que siento cuando me planto frente al ordenador a escribir son comunes en muchos, muchos compañeros escritores. Creo que fue Ignacio Cid, gran amigo y grandísimo escritor, quien me comentó que puede sean esos mismos demonios que nos atormentan los que nos impulsen a escribir. El círculo vicioso del escritor, de eso va el relato.

·El sexo, la oscuridad, la cara miserable y enferma de la naturaleza humana… Son elementos recurrentes en los relatos de la obra, y siempre tienen un toque visceral en mi opinión. “Larvae” es una buena muestra de lo que comento. Aunque yo conozco la respuesta, ¿te define este estilo como autor? ¿Te pliegas a él en la mayoría de tus textos, o también te gustan las historias más luminosas?

Busco conmover al lector con temas que me conmueven. Obviamente, en el Relicario están incluidas muchas historias que comparten oscuros denominadores comunes, que son esos que comentas. Pero también hay otras que se salen un poco de ese marco, como “Ella” o “La voz del pasado”, y que dejan intuir otra vertiente. Incluso en algunos de los relatos más descorazonadores, se intuye esperanza al final de la oscuridad. Eso sí, soy visceral, trato de estremecer al lector, e intento que sea eso lo que me defina.

·Tu prosa, tu manera de narrar, siempre ha tenido un punto de calidad equilibrada: alejada de la ampulosidad pero también depurada, agradable y, por momentos, exquisita. Se aprecian los años de trabajo constante y paciente. ¿En qué has basado ese proceso de aprendizaje? Imagino que, como me ocurre a mí, habrán surgido dudas por el camino.

¿Dudas? Todas, y más. Todo viene de la autoexigencia. Es una conclusión a la que llegué durante una charla con Darío Vilas, otro buen amigo, otro escritor del que he aprendido un montón. Cuando empecé a escribir intentaba sonar muy clásico, retorcía el lenguaje, lo volvía artificial. Luego, a base de leer, de escribir, de buscar consejos y tutoriales, de charlas con otros compañeros, etc., me di cuenta de que había tanto arte en dar con una metáfora acertada, como en ser conciso. Me alegra que hables así de mi estilo, porque ese equilibrio es el que busco. Eso sí, a día de hoy las dudas siguen estando ahí, y doy gracias, porque gracias a ellas sigo buscando, leyendo, aprendiendo.

·Próximos proyectos: Hay algo por ahí con otro autor al que ambos admiramos, Darío Vilas. Te ha embarcado rumbo a su Simetría. ¿Qué nos puedes contar?

Ja, ja, ja, Darío no me embarcó, me temo que me subí al barco yo solito. Descubrí la ciudad ficticia de Simetría en la antología de Darío Vilas y Rafa Rubio Imperfecta Simetría. Me sentí identificado de inmediato con sus historias, con su enfoque entre lo bello y lo brutal, con ese paisaje urbano tan desolador donde tienen cabida las historias más brutales y estrambóticas. Dar con Simetría (o lo que es lo mismo, con Darío y con Rafa) fue como encontrar un patio de recreo en el que podía experimentar. Me ayudó mucho en la búsqueda de mi voz como autor. Es muy curioso, porque sin conocer de nada a esos dos tíos, habían creado algo que me venía como un guante. Esas maravillosas conexiones que existen entre los que escribimos. De esa conexión surgió una amistad, y de la amistad surgió el proyecto de darle continuidad a Imperfecta Simetría. De ahí surgió Girando en Simetría, antología escrita a ocho manos en la que colaboro con Darío Vilas, Rafa Rubio e Ignacio Cid Hermoso. Estoy contentísimo con el resultado, creo que es un auténtico bombazo de antología que, si toda va bien, podremos disfrutar en no mucho tiempo. Tan satisfactorio fue el proceso de creación, que, paralelo a proyectos personales, estoy coordinando la que sería la tercera antología ambientada en la isla. En la que, ya sin Vilas, un buen puñado de autores han accedido a viajar hasta la isla para aportar su visión. Simetría sigue creciendo.

·¿Y en cuanto a novelas? Creo que todo autor desea dar el salto a la novela larga. Publicarla es, por así decirlo, la consagración a nivel personal al menos. ¿Estás en ello? ¿Hay historias en tu cabeza que necesitan más páginas para ser narradas?

Curiosamente, justo tras terminar mis relatos para Girando en Simetría, urdí una trama lo suficientemente elaborada para convertirse en novela. Fue un proceso muy natural. Lo que hablábamos del crecimiento, del camino del autor. Primero tuve que “coger fondo” escribiendo relatos, y luego tuve que dar con el espacio donde desarrollar una historia que me enamorase lo suficiente como para lanzarme a escribir una novela. Un proceso natural, como decía, porque escribir relatos (y moverme por foros, y conocer a gente, y leer a otros autores) no solo me llevó a conseguir la seguridad que necesitaba para atreverme con una novela, sino que también me llevaron a encontrar Simetría; un lugar donde contar lo que necesitaba contar en ese momento. Así fue como ideé y escribí “Telaraña”, mi primera novela, que transcurre en la isla de Simetría. La novela ya se encuentra en su periplo en busca de editorial. Aparte, me encuentro inmerso en la creación de mi segunda novela. Está bastante avanzada, y es probable que en unos meses concluya el primer borrador. Sobre la trama solo puedo adelantar que se trata de la continuación de uno de los relatos que aparece en “Relicario para insomnes”. A ver si los lectores adivinan cuál es, je, je, je.

·Una charla interesante, José Luis. Espero que con ganas la próxima.

Muchas gracias a ti por la oportunidad, Javier. Espero que los lectores no se hayan aburrido mucho, ja, ja, ja. Lo he pasado muy bien respondiendo a tus preguntas. Hasta la próxima.

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