Como anunciaba al final del anterior artículo, toca describir un poco el proceso de documentación propio de la creación de una novela histórica (aunque son pasos que podrían aplicarse parcialmente a otros géneros). Para empezar nos centraremos en la primera de las tareas que el autor tendrá que afrontar: la recopilación de información.
·Recopilación de información: Para este menester, hoy en día tenemos una herramienta que ya la hubiesen querido los escritores del pasado, Internet. Una gran herramienta, pero que no está exenta de ciertos riesgos. Recopilar información de Wikipedia es un paso interesante para un primer acercamiento al tema, sin embargo el autor JAMÁS debe conformarse con eso (sobre todo porque la Wikipedia tiene una merecida fama de poco rigurosa). Necesitamos un material mucho más preciso, que podríamos dividir a su vez en tres tipos:
-Fuentes clásicas: Un autor no puede hablar de la Segunda Guerra Púnica sin haber leído a Tito Livio, Polibio y el resto de historiadores antiguos. Sin embargo, también tendremos que poner en cuarentena estas crónicas debido a su parcialidad. Profundizaremos en esto en la siguiente parte del artículo, cuando hablemos de la interpretación de toda la información conseguida.
-Fuentes académicas: Para contrastar la información de los clásicos necesitamos artículos fiables de los historiadores y especialistas contemporáneos, que son quienes tienen la capacidad para interpretar las fuentes clásicas. Gracias a Internet, están a disposición mundial un sinfín de ensayos y estudios especializados que, con paciencia, el autor podrá adquirir sin ningún gasto económico (webs recomendadas al final del artículo). Todos ellos contienen su propia bibliografía, que ofrecerán pistas sobre otras fuentes de información. Obviamente, dependerá de la época histórica a tratar la mayor o menor dificultad a la hora de encontrar datos, así como la cantidad. Una sociedad como la romana ha sido muy estudiada, pero en cambio sobre la cultura íbera existen muchas lagunas (de ellas también hablaremos después). Asegúrate, amigo escritor, de que todos estos documentos estén firmados por historiadores e investigadores. Y si está en tu mano, trata de contactar con profesores y especialistas en la materia (es tan sencillo como entrar en las webs de las universidades y buscar a la persona adecuada). Algunos no responderán, pero otros se mostrarán dispuestos a ayudarte.
-Documentación in situ: Es sin duda la más gratificante, en tanto acerca físicamente al autor a la época de su historia. La visita a yacimientos es perfecta para ambientarse e incitar a la imaginación. Es, en todos los sentidos, un evocador viaje en el tiempo, aunque ya no quede nada de esos años. Los grupos de recreación histórica suponen del mismo modo una poderosa ayuda. También disponemos de muchos museos y exposiciones en cuyas vitrinas podemos acceder a restos arqueológicos, utensilios de la época, maquetas, reconstrucciones del modo de vida, etc… Los momentos que más disfruté mientras recopilaba información para “El espíritu del lince” fueron mis visitas al Museo Prehistórico de Valencia. Incluso para un escritor es complicado describir lo que sentí al ver los restos óseos de uno de mis personajes, o la recreación de una casa íbera que, a partir de entonces, se convirtió en la de mi protagonista.
Estos son las tres fuentes principales donde encontraremos información. Hay otras que, bajo mi punto de vista, son desaconsejables. Por ejemplo, no es bueno utilizar otras obras literarias del género como base documental. Existe un gran riesgo de que el autor haga suyos los errores de otros que no se han documentado debidamente. Como mucho puede servir para ambientarse y hacerse una idea global, y siempre que se trate de novelas contrastadas por su rigurosa documentación. Desconfiemos del resto.
Terminaré esta segunda parte con una recomendación personal: no obviéis ningún dato o aspecto de la época o sociedad a tratar, aunque no vayáis a utilizarlo en vuestra obra. Tener una visión de conjunto es muy importante para crear una buena ambientación, para que el propio autor se meta en ese mundo y resulte consecuente. Por ejemplo, tal vez un autor no tenga ningún interés en tratar en profundidad la economía de los vikingos. Sin embargo, le ayudará estudiarla con detenimiento para luego crear un escenario más rico y coherente si tiene que mencionar algún aspecto relacionado, aunque sea tangencialmente. El lector sentirá que sabe de lo que habláis, os lo aseguro.
En la siguiente parte del artículo hablaré de los siguientes pasos del proceso de documentación: la interpretación de toda esta información recopilada y su transformación en literatura.
Fuentes:
Academia.edu: https://www.academia.edu/
Google Académico: http://scholar.google.es/
Biblioteca Digital Hispánica: http://www.bne.es/es/Catalogos/BibliotecaDigitalHispanica/Inicio/index.html