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La literatura nacional es una mierda (IV reflexiones)

Hemos estado viendo durante los últimos días un buen plantel de autores que conforman la esperanza de una gran generación literaria. Llega el momento de reflexionar sobre lo planteado, pero antes nombraré a los tres últimos escritores que según mi opinión aglutinan calidad y profesionalidad.

alt="Virginia Pérez de la Puente, javierpellicerescritor.com"·Virginia Pérez de la Puente: Otra creadora de mundos imaginarios, Virginia ha aportado al género el de Ridia, que inició su andadura con “La Elegida de la Muerte” y lo continuó con “El sueño de los muertos”. La narrativa de esta autora tiene algo especial: estilo, buen hacer, elegancia… Llamémoslo como queramos, incluso simplemente “magia”. Según ella misma asegura, es una escritora de brújula, esto es, que planea poco y se deja llevar por los impulsos. Tal vez sea eso lo que le da ese aire único.

alt="Javier Cosnava"·Javier Cosnava: Para mí este es uno de los mejores autores que jamás he leído. Pero, al mismo tiempo, se trata de un escritor tan atrevido en sus obras que es complicado que llegue al gran público (tal vez por eso está apostando por entrar en el mundillo de la autoedición). Cosnava no solo escribe bien (muy bien), si no que además crea historias que abofetean al lector. Polémico en sus planteamientos, busca el estómago del que sostiene el libro, remover conciencias y llevar a la reflexión. Ya lo hizo con su primera novela “De los demonios de la mente”, donde narraba la vida del padre de Adolf Hitler y la infancia del futuro dictador, o con “Diario de una adolescente del futuro” donde nos hacía viajar a un futuro distópico a través de los ojos de una muchacha cargada de traumas. Y volvió a hacerlo con “1936Z – La Guerra Civil Zombi” donde con el pretexto de los zombis sentaba una profunda alegoría sobre aquel conflicto. Detrás de sus obras, un claro mensaje: no hay buenos o malos, somos lo que el mundo y las circunstancias nos impulsan a ser.

alt="Ismael Martínez Biurrun"·Ismael Martínez Biurrún: Junto con Emilio Bueso y Jesús Cañadas, Ismael Martínez Biurrún es otro de los escritores actuales que se está llevando todos los elogios de la crítica especializada. Acumula en su haber un Premio Ignotus, un Nocte y dos Celsius, y se ha ganado su buena reputación a pulso gracias a una serie de obras de una calidad incontestable, especialmente tres de ellas: “Rojo alma, negro sombra”, “Mujer abrazada a un cuervo” (mi favorita) y “El escondite de Grisha”.

Podría seguir enumerando autores, pues hay otros muchos que desbordan calidad a raudales: Santiago Eximeno, Alfredo Alamo, Luisa Fernández, Alberto López Aroca, Elena Montagud, David Jasso, Marc R Soto, David Yagüe, Ivan Mourin, Marta Querol, Miguel Ángel Moreno, Ramón Muñoz, Pedro Santamaría, José Luis Cantos, Isabel Barceló, Ignacio Cid Hermoso, Daniel P. Espinosa, Arturo Gonzalo Aizpiri, Joe Alamo, Víctor Conde, Miguel Aguerralde, Juan de Dios Garduño, Olalla García, Gabriel Castelló, León Arsenal…

Reflexiones

Sin embargo, a pesar de esta apabullante avalancha de buenos escritores (por supuesto desde mi punto de vista, no olvidemos que esto es un artículo de opinión), mucha gente sigue haciendo gala de unos prejuicios alarmantes, que les hace asegurar que la literatura en español es inferior a la anglosajona. Los hay incluso que defienden que las obras escritas actualmente en castellano muestran una literatura decrépita, que la mayoría de lo que se escribe es, como reza el título de este artículo, una mierda. Insisto en que no pretendo desacreditar a los autores de otros países e idiomas (mi escritor preferido es británico, y se apellida Tolkien), solo igualar las condiciones y llevar al olvido la absurda frase “yo solo leo autores extranjeros”.

Personalmente esta reflexión me parece injusta e incorrecta, en primer lugar porque no se puede comparar la literatura nacional con la extranjera en igualdad de condiciones. A nuestro país solo llega un número limitado de obras foráneas, y todas ellas lo hacen amparadas por un éxito (de ventas) en sus países de origen que las hacen rentables como inversión para las editoriales españolas. ¿Cómo podemos juzgar por tanto toda la literatura extranjera, como conjunto, si solo conocemos lo poco que alcanza España? Está claro que dado el tamaño de producción editorial y literaria de Reino Unido y Estados Unidos (por poner dos ejemplos claros), las obras fallidas e infumables también deben existir por allí… solo que no nos llegan. Cree por tanto que todo lo de fuera es excelente.  Y dado que lo que más se publica en España es literatura nacional (el 78%), también es comprensible que conozcamos más libros de mala calidad de autores españoles que extranjeros. Cuestión de probabilidades y visibilidad.

Creo que este apedreamiento a la literatura nacional se debe más a una cuestión de prejuicios que deriva en un desprecio sistemático: lo que llega de fuera siempre nos parece mejor. Había un tiempo en que muchos autores, especialmente en el género fantástico, decidían publicar con un seudónimo anglosajón para eludir ese desprecio y aprovecharse del encumbramiento al extranjero. En todo caso, resulta cuanto menos curioso la actitud de algunos individuos, esos que aseveran que no leen autores españoles porque “son una mierda”. Digo yo, ¿si no los lees, si solo lees obras extranjeras (repito, las pocas que llegan a nuestro país), cómo sabes que las españolas son una mierda? ¿Cómo puedes opinar de los valores de algo que, como tú mismo aseguras, no conoces? Yo lo llamo “El Síndrome Alan Moore”.

alt="Literatura del mundo, javierpellicerescritor.com"Generalizar es un ejercicio contraproducente. Y hablar de verdades absolutas, todavía más. En mi opinión, la calidad literaria no se puede medir en base a nacionalidades, y las malas obras nacen tanto de los escritores en castellano como de aquellos que publican en otros idiomas. Es más, no creo que muchos lectores en este país puedan alardear de haber leído la cantidad suficiente de obras como para afirmar con criterio que la literatura de un país es mejor que la de otro. Tal vez, aquellos que señalan que abunda la escasa calidad en los libros nacionales deberían pensar que, si esa es su apreciación, es porque proporcionalmente leen mucho más producto español que extranjero (ya que es el que más abunda en nuestro mercado editorial). Si pudieran leer todo lo que se publica en otros países, estoy convencido de que también encontraría obras para olvidar, esas que nunca llegan a nuestro país. Porque ya sabéis lo que se dice: “tanto va el cántaro a la fuente…”

Como conclusión, creo que para mí nunca hay que dejarse llevar por los prejuicios y que juzgar la literatura por nacionalidades ni es justo ni fiel a la verdad. Olvidemos las banderas y simplemente disfrutemos de los libros, no importa de dónde vengan.

Fuentes:

http://www.factoriadeautores.com/autores-extranjeros/

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