Hemos estado viendo las muchas ventajas del ebook, pero todavía quedan algunas dignas de ser comentadas. El libro digital está más conectado que su predecesor a la tecnología, que tanto domina nuestras vidas. Veamos qué papel juegan los reproductores.
Los reproductores
Algunos dirán que leer en ebook exige un gasto económico extra que no se encuentra en los libros tradicionales, refiriéndose a la necesidad de comprar un dispositivo de lectura apropiado. Esto es cierto, por supuesto, pero hay que contemplar la adquisición de un reproductor de libros digitales como una inversión a medio y largo plazo. Su coste se amortiza rápidamente a poco que el usuario sera un devorador de ebooks, pues el ahorro en cada uno de estos es considerable en comparación con el formato físico (como ya hemos visto en la primera parte del artículo). No digamos si además se consumen libros gratuitos (clásicos libres de derechos de autor, ejemplares ofrecidos por sus creadores a modo promocional, etc…).
Pero hay que tener en cuenta que vivimos en una sociedad consumista, y la industria tecnológica es una de las que más incentiva el gasto con su acelerado ritmo de creación de nuevos productos. Lo vemos constantemente, por ejemplo, en los teléfonos móviles. El bombardeo de nuevos modelos es infernal e incita a la gente a cambiar de dispositivo prácticamente cada año, aunque no lo necesite. Hay que estar a la moda, lo demanda la propia sociedad. Con los reproductores de ebooks está empezando a ocurrir lo mismo. Cada año aparecen nuevos modelos, con más y mejores funciones, con características más avanzadas y funcionalidades que nos tientan a cambiar el nuestro. De hecho, son los propios fabricantes quienes en muchas ocasiones tratan de incentivar el desuso de los aparatos que construyen. A esta práctica se le llama “obsolescencia programada”. Al determinar una vida útil limitada para el producto, el creador se asegura que el consumidor adquiera el nuevo dispositivo. Algo inexistente con los libros de papel, que una vez en poder del lector resisten el paso del tiempo casi indefinidamente.
Préstamo de ebooks
Si algo tenía a su favor el libro tradicional en comparación con su hermano recién nacido, es que podía ser prestado entre lectores con total facilidad. Esa es la razón de ser de las bibliotecas, que tanto bien hacen por la literatura y la cultura.
Hasta hacía poco la posibilidad de trasladar algo así al plano de los ebooks era impensable, salvo que se hiciera de un modo ilegal a través de la piratería. Eso está empezando a cambiar. Algunas plataformas de venta de ebooks ya ofrecen un servicio de préstamo virtual, siempre y cuando el editor lo permita y ambos lectores formen parte de la misma tienda. El sistema imita con gran fidelidad lo que de verdad es prestar un ejemplar: durante un tiempo limitado, que suele rondar los 14 días, el usuario que ha comprado el libro permite que otro lo reciba y pueda leerlo en su dispositivo o en el ordenador. A cambio, el primero no podrá hacerlo hasta que pasado ese tiempo el archivo vuelva a estar disponible en su cuenta.
Estamos pues ante el traslado de un hábito tan claramente identificado con los libros al mundo virtual. Y realizado de un modo excelente y fiel a la idea original. Porque no nos engañemos: enviarle a un amigo por e-mail el archivo de un ebook no es compartir, es copiar y distribuir, pues el dueño no deja en ningún caso de tener su propia copia.
Esta imitación cuenta además con una ventaja añadida: el ebook siempre volverá a nuestras manos.
Reflexiones
Después de citar las ventajas más importantes del libro digital, es hora de las reflexiones. Todo cambio de sistema es complicado y requiere un tiempo de adaptación. No se puede pretender que una industria tan asentada (la editorial y literaria), tan acomodada, cambie de la noche a la mañana. Debe existir una transición hacia los nuevos modelos. El problema es que esta ha coincidido con una crisis económica terrible que complica el escenario.
Pero el ebook está aquí, y no va a desaparecer. ¿Sustituirá al libro tradicional? No a corto o medio plazo. Este todavía copa las preferencias del público lector, y seguirá siendo así durante mucho tiempo. Sin embargo, el libro digital se consolidará conforme las nuevas generaciones sustituyan a aquellas que nacieron y crecieron con el formato tradicional. El futuro es difícil de atisbar. Mi esperanza es que ambos formatos encuentren el equilibrio y logre coexistir, aunque parece innegable que el sistema editorial y de producción, tal y como lo conocemos, tendrá que cambiar y adaptarse a estas nuevas corrientes.
Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Obsolescencia_planificada
https://www.amazon.com/gp/help/customer/display.html?ie=UTF8&nodeId=200901300
http://www.zonaereader.com/guia-para-novatos-en-el-mundo-de-los-ebooks-preguntas-frecuentes-realizado-por-juan