El ingenio siempre ha sido aliado del hombre, especialmente cuando se trata de sacar un beneficio propio. Pero cuando se combina con la malicia, surgen situaciones aberrantes que, en este caso, son responsables de la mala fama que tienen las editoriales en general. En este artículo concluiremos con el muestrario de malas estrategias que realizan unos pocos de estos sinvergüenzas que no merecen formar parte de este gremio.
Concursos gancho
Curiosamente, la última estafa mencionada en el artículo anterior se repite suavizada (para que no se considere delito) y adaptada a otros escenarios (insisto, no se puede considerar un timo, pero sí una mala práctica). Se trata de los concursos gancho, que consisten en la convocatoria de un certamen literario, en ocasiones subvencionado, con el único interés de sacar un libro al mercado con los relatos participantes, sin importar la calidad literaria ni ninguna otra consideración. Primero se anuncia que el premio para los ganadores será la publicación de dicha antología, pero en la práctica se incluye a todos los participantes, sin selección alguna y sin que tengan derecho a royaltie alguno (o en caso de que sí, la cantidad es tan insignificante que ni la reclaman). La intención es clara: los autores que no tienen derecho a un ejemplar (porque no son ganadores ni finalistas) se verán inclinados a comprar el libro, por el que de otro modo no habrían tenido interés alguno. Esto asegura unas ventas mínimas muy jugosas, ya que los concursos suelen tener una gran masa participante. Si, además, se supedita esta inclusión en la antología a un pago por parte del autor para que se incluya su relato, mayor tajada. No se trata, como digo, de un fraude de ley, solo de una jugada sagaz y aprovechada.
Esta modalidad se utiliza sobre todo en concursos de microrrelatos, más provechosa al tener cabida para un mayor número de autores. Son obras que no interesan al público en general, pero sí a sus participantes. Imaginemos una antología con 200 autores (uno por página), y que cada uno de ellos compre un ejemplar (algunos más, para regalar a los padres, a su pareja, a sus hijos…). Teniendo en cuenta que no hay costes de distribución (porque el libro no se vende en tiendas, solo por internet), ni algunas tareas de edición (corrección, etc…), y que se ahorran las regalías del autor, podemos estar hablando perfectamente de un beneficio neto para la editorial de 10 € por ejemplar. Haced las cuentas.
Prácticas muy extrañas
Este caso lo he vivido en persona: un compañero escritor compiló una antología de relatos con algunos autores de su confianza, entre los que me encontraba. Éramos bastantes, hay que reconocerlo, y con cierto recorrido en este mundillo. Escritos todos los relatos y compilados, se le ofreció la publicación a varias editoriales. Una de ellas aceptó hacerse cargo de llevarla al público (después de rellenar el formulario más largo, tedioso y absurdo que he visto en el mundo editorial). Lo curioso fue que se puso a imprimir ejemplares antes incluso de tener el contrato firmado por todos los componentes de la antología, proceso que se alargó debido a que éramos de muy diversos puntos de España. Pero eso a la editorial no le importó: el libro salió a la venta sin tener en su poder el contrato firmado por los autores, algo claramente ilegal. La cosa no acabó ahí: en el mismo contrato se especificaba que cada autor recibiría un ejemplar de la antología de modo gratuito, además de sus regalías correspondientes (que me da que no veremos). A día de hoy sigo esperando dicho ejemplar. Es justo decir que la editorial no se ha negado a dárnoslo, simplemente alega que no puede costear los envíos a cada uno de los autores (os aseguro que es una editorial con solera, puede permitirse eso y más), y que debemos ir a recogerlos a sus oficinas, en Madrid. Teniendo en cuenta que hay autores de Vigo, Valencia, Tenerife o Barcelona, queda claro que esos libros nunca llegarán a nuestras manos.
Autoedición encubierta sin beneficios para el autor, distribución nula, ausencia de pagos, pirateo… No todas estas actuaciones son auténticas estafas, ya que en algunas ocasiones se estipulan en el contrato, siendo el autor el que peca de confiado. Por eso solo hay un consejo adecuado para el escritor novel: que indague y sepa a qué editoriales envía sus manuscritos. Ser escritor no es simplemente crear una obra, es también informarte del mercado, relacionarte con otros autores y conocer el mundillo. Prepararte para la publicación. Recuerda que la información es poder. E Internet ofrece mucha información. Y, si podéis, tratad de buscar una agencia literaria que os respalde, os guíe y evite este tipo de abusos.
Y, para finalizar, una petición: que este artículo no lleve a la gente a pensar que todas las editoriales realizan estas prácticas. Hay editores muy profesionales, la mayoría lo son. Yo no podría estar más contento con las dos editoriales que han publicado mis novelas, con quienes, cada uno con sus particularidades y posibilidades, he trabajado muy a gusto. Este artículo solo pretende incentivar en el escritor una sana cautela que le lleve a medir sus pasos en pos de conseguir su sueño.
Fuentes:
http://sandracgallegos.blogspot.com.es/2013/02/ediciones-atlantis-cuidado.html
http://blogs.culturamas.es/galaromani/2012/12/09/editoriales-dudosas-autores-que-callan/
http://lallamadadelaespada.wordpress.com/2012/04/09/sigo-topando-con-la-pared/
http://blogdemariaje.blogspot.com.es/2013/10/mundos-epicos-y-la-coedicion.html
http://www.abretelibro.com/foro/viewtopic.php?t=64017
http://marru86.blogspot.com.es/2012/04/ayudita-y-opinion-sobre-cronicas.html
http://roberto-carrasco.blogspot.com.es/2013/06/las-editoriales-estafa.html
http://www.interviu.es/reportajes/articulos/el-timo-de-las-letras
http://www.estandarte.com/noticias/varios/el-fraude-de-los-jovenes-escritores_254.html
http://autoresdenunciancb.blogspot.com.es/
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Magnífico análisis y gran ayuda para quienes pretenden ingresar en este mundo de la publicación. Ha de recordarse que la publicación no es imprescindible para ser escritor, y quien lo considera imprescindible para seguir escribiendo no es escritor de verdad. Un saludo.